Sonsoles Espinosa, en la tribuna de invitados, guarda un minuto de silencio en memoria del ex presidente del Congreso, Félix Pons, fallecido el pasado día 2. / Efe
debate del estado de la nación

Rajoy pide elecciones anticipadas «para resolver este calvario» y Zapatero le reclama «algo útil» para España

El presidente del Gobierno destaca que el tiempo de espera de la sentencia ha permitido comprobar que "España no se rompe"

MADRID Actualizado: Guardar
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La sesión parlamentaria más importante del año comenzaba puntual, a mediodía. Primero la intervención del presidente del Gobierno, a modo de presentación, y luego el debate, un cara a cara de Zapatero con cada protavoz que en el caso de Rajoy ha sido de lo más vehemente. Zapatero tenía ese primer turno de palabra, que ha aprovechado para defender el Estatut, tratar de conciliarse con los sindicatos y pedir responsabilidad a los partidos para salir de la crisis. No ha habido anuncio económico alguno aunque ha puesto sobre la mesa que el retraso en la edad de jubilación será una medida a tomar y que los Presupuestos pueden contemplar más "sacrificios". A su discurso de una hora y diez minutos le ha seguido, tras el parón para comer, la intervención del jefe de la oposición.

Constantemente interrumpido por los aplausos de los suyos, y por las llamadas de atención del presidente del Congreso a la bancada socialista, Mariano Rajoy ha dedicado sus primeros minutos a recordar lo que Zapatero dijo hace un año, también en el Debate sobre el estado de la Nación, y lo que ha dicho hoy. Frente a eso ha expuesto cuál fue la actitud del PP entonces y cuál es la de ahora: "la misma", ha señalado. "¿En qué se diferencia este debate del de hace un año? En nada, por mi parte; por la suya, en todo. Lo que reclamé entonces, reclamo ahora. Yo no he cambiado, ni mi diagnostico ni las necesadades. Zapatero, sí. Ha pasado de la noche al día, del negro al blanco". Tras presentarse como alternativa para sacar a España "del trance", ha pedido por primera vez formalmente la convocatoria de elecciones generales.

Con las réplicas y dúplicas, y el permanente murmullo de fondo afeado por Bono, el intercambio de reproches: Zapatero a Rajoy, por no presentar "ni una sola propuesta, compromiso o medida". Rajoy a Zapatero, porque "nadie sabe en qué dirección rema". A la petición de un adelanto electoral del líder del PP, el jefe del Ejecutivo le ha recordado que puede presentar una moción de censura si es que tiene un programa de gobierno. Al ataque de Zapatero a Rajoy por "buscar votos con la impugnación masiva" del Estatut, el líder de los 'populares' le ha echado en cara que haya creado una "crisis institucional".

La desbandada se ha producido una vez terminado este intercambio de golpes dialécticos. Con una audiencia mucho más reducida, llegaba el turno del portavoz de CiU, Duran i Lleida. Su discurso, sin sorpresas, ha estado marcado por la sentencia del Estatut. El siguiente grupo en subir al estrado ha sido el PNV. Su portavoz, Josu Erkoreka, ha reprochado a Zapatero el retraso del AVE y de las políticas activas de empleo, aunque sigue abierto al diálogo con el Ejecutivo. Por su parte, el presidente del Goierno propone un acuerdo de estabilidad al PNV y acepta hablar de desarrollo del autogobierno.

A última hora de la tarde, el portavoz de ERC, Joan Ridao ha avisado a Zapatero de que su grupo ve las consecuencias de la sentencia del Estatut como "una oportunidad" para poner el "derecho a decidir en la agenda política". Por su parte, ICV ha pedido al Gobierno que plantee una reforma de la Constitución. La úlima intervención ha sido la del portavoz parlamentario de IU, Gaspar Llamazares, que ha invitado al presidente a rectificar su política y unirse al movimiento social o, de lo contrario, "la izquierda parlamentaria será su oposición" en el Congreso y en la calle.

Zapatero abre el fuego

Antes del cuerpo a cuerpo parlamentario, el arranque del debate había estado marcado por el recuerdo Félix Pons, ex presidente de la Cámara Baja fallecido a primeros de mes. El actual presidente del Congreso, José Bono, ha tenido palabras de reconocimiento para uno de sus antecesores en el cargo. "El Congreso realiza un acto de justicia al evocar en este pleno su memoria", ha señalado Bono antes de pedir que se guardara un minuto de silencio.

Acto seguido subía a la tribuna el presidente del Gobierno, que comenzaba su discurso con una evidencia: "A pesar de que llevamos unos días de alegría -en referencia al éxito de la selección española de fútbol- ha sido un año duro, muy difícil". Tras una primera referencia a la crisis, que centrará, sin duda, estos dos días de debate, el jefe del Ejecutivo ha aludido también a la llegada a España de los primeros presos de conciencia cubanos. Breve mención para dar paso a una referencia más amplia de la sentencia del Estatut que ha despertado el aplauso de la bancada socialista. Zapatero ha reconocido que le hubiera gustado que el fallo llegara antes pero ha señalado que durante esa espera se ha podido comprobar que "España no se rompe" ni estamos ante una reforma de la Constitución "por la puerta de atrás".

Desarrollo del Estatut

Ante la Cámara, Zapatero ha dejado su compromiso de analizar con la Generalitat cómo recuperar "por el cauce constitucionalmente procedente" los aspectos del texto catalán que hayan sido anulados por el Constitucional por razones de forma. "El tribunal ha dictado su sentencia. Naturalmente, la acato, la cumplo y la haré cumplir". Conocida la sentencia, ha asegurado que ahora es su "obligación" contribuir al "desarrollo y aplicación del Estatut" y para ello analizará con la Generalitat "la posibilidad de que algunos de los aspectos que han sido declarados inconstitucionales no por razones de fondo, sino del tipo de norma" puedan ser abordados "como indica el propio tribunal, por el cauce constitucionalmente procedente".

Zapatero ha dejado claro que actuará así no sólo por obligación, sino como muestra de que su Ejecutivo "no recela del autogobierno, sino que lo reconoce, y que no teme la fuerte identidad política de Cataluña, sino que la respeta". En este punto ha llegado su primer reproche al PP, partido al que ha culpado de la "incertidumbre" vivida durante cuatro años, desde que presentó el recurso de anticonstitucionalidad.

Antes de centrarse en la crisis económica, especialmente en la reforma laboral aprobada por decreto ley y que tiene que tramitarse ahora en el Congreso, Zapatero ha destacado que mantener la unidad democrática en la lucha contra el terrorismo es "el más efectivo homenaje" a las víctimas de la barbarie y la máxima contribución para alcanzar el fin de ETA. El jefe del Ejecutivo se ha felicitado de que durante el último año ETA haya seguido "debilitándose" gracias al esfuerzo y la eficacia de las fuerzas de seguridad de España, Francia y Portugal. Eficacia que, ha insistido, ha conseguido descabezar la organización "una y otra vez" y ha evitado atentados "de quienes siguen sin tener otro lenguaje que el de la violencia".

Mensaje conciliador a los sindicatos

De la crisis y cómo se ha afrontado, el presidente ha defendido el papel del Gobierno, ha pedido apoyo para que se complete y mejore la reforma labora y ha tenido una frase calculada, y muy aplaudida desde las filas socialistas, para conciliarse con unos sindicatos que ahora tiene enfrente y que mantienen para septiembre la huelga general: "Entre los objetivos de la reforma no figura el debilitamiento de los sindicatos, siguen siendo la mejor representación de los trabajadores".

El jefe del Ejecutivo ha explicado que la reforma laboral presentada responde en lo inmediato al objetivo de aumentar la capacidad para crear empleo en paralelo a la recuperación económica y, con carácter estructural, su fin es modernizar el actual marco de relaciones laborales y adaptarlo a las necesidades de un nuevo modelo productivo que requiere trabajadores con más cualificación y por tanto menos temporalidad.

De la reforma de las pensiones, Zapatero ha precisado que tiene unos campos "bien definidos" sobre los que se puede actuar en el marco del Pacto de Toledo, entre ellos el retraso de la edad de jubilación a los 67 años y la ampliación del período de cálculo. El presidente ha apuntado que la sociedad "no puede cerrar los ojos" a los "profundos cambios demográficos" de las próximas décadas, al tiempo que ha negado que esta reforma esté vinculada a la crisis económica.

Llamamiento a la responsabilidad

Las medidas que se apliquen, ha subrayado, requerirán "en todos los casos" acuerdo entre empresarios y representantes de los trabajadores. El presidente ha insistido en que el Gobierno desea concluir la reforma con el mayor consenso, porque considera que "como todo, es mejorable" y porque un alto grado de respaldo "redundará en una mayor eficacia" y aumentará la confianza en la recuperación económica y la creación de empleo.

Durante su intervención, el presidente ha asegurado que el reparto equitativo del esfuerzo colectivo -de políticos, administraciones públicas y ciudadanos- para salir de la crisis tendrá más manifestaciones en los Presupuestos Generales del Estado de 2011. No será una tarea fácil, reconocía, aunque ha subrayado que hay que acometerla y que "sabremos hacerla".

"Quiero para mi país prosperidad, empleo y políticas sociales" y aunque ha señalado que la principal responsabilidad es del Gobierno -"por eso hemos impulsado las reformas y tenemos la firme determinación de concluirlas-, esa responsabilidad también se extiende a los demás grupos -"a quienes aspiran a gobernar y a influir en el Gobierno"-, a las demás administraciones públicas, y también a todos los ciudadanos. "Es un reto de país, una ambición de país, tenemos que trabajar más, un mayor número de españoles, pero también mejor, con más productividad y eficiencia en el ámbito público y el privado".

Con este mensaje, y tras una hora y diez minutos, Zapatero ha puesto punto final a su primera intervención. Inmediatamente después los grupos han hechos sus valoraciones. Todas, menos la del PSOE, negativas. A las 16:00 horas la sesión se retoma con la intervención del líder del PP, Mariano Rajoy.

Al final de la jornada, Zapatero ha dicho sentirse "bastante satisfecho" de su intervención en el debate, porque se ha podido constatar que hay un Ejecutivo que "con aciertos o errores" toma decisiones pensando en el interés general. Y no se siente ni ganador ni perdedor de un debate que ha durado siete horas y media en su primera jornada, porque no cree que sea esa la cuestión.