Comienza la reconstrucción de Puerto Príncipe en medio de los temores provocados por un nuevo terremoto
La ONU ha puesto en marcha un programa de empleo para reactivar la actividad económica, volver a leventar los edificios y evitar que la desesperación desestabilice aún más al país
PUERTO PRÍNCIPE Actualizado: GuardarLos haitianos han vuelto a revivir el pánico de la tragedia de la semana pasada por culpa de un nuevo terremoto que sacudía ayer el oeste del país, mientras avanzan a paso lento, pero decidido, los esfuerzos en pos de la reconstrucción de Puerto Príncipe. Los que parece van a tener más difícil hacer su trabajo a partir de ahora son los periodistas, a quienes los marines de EEUU han expulsado del aeropuerto de Puerto Príncipe, donde dormían en un campamento improvisado.
A las 6.03 hora local (11.03 GMT) un ruido sordo despertaba a los que dormían y de pronto el suelo y las paredes se pusieron a temblar. Las pocas personas que se atreven a dormir bajo techo salieron huyendo a zonas abiertas, algunos semidesnudos, con el corazón en un puño, por un terremoto de 6,1 grados Richter. "Yo duermo en el suelo. Cuando sentí este nuevo temblor, me puse a rezar; ¿qué otra cosa podía hacer? - cuenta Edualdo, de 20 años- Fueron las mujeres las que echaron a correr". El movimiento telúrico, que solo ha causado algunos heridos y la caída de algunos muros, desataba otra vez el miedo entre la población, ya sumida en la desesperación tras el devastador seísmo del 12 de enero, que dejó más de 100.000 muertos, millón y medio de personas sin techo y 3 millones de damnificados.
"Somos todos cristianos, no somos animales. ¿No es inhumano que me veas así, vestido con la ropa que llevaba el día del terremoto? Un plato de arroz con un trozo de pollo es todo lo que me han dado, y hace ya dos días", se lamenta Juin Williams, de 28 años, padre de una niña de un año. Williams es uno de los 'invasores' de los jardines de la Primature, la sede del Primer Ministro que fue literalmente tomada por miles de personas que el 12 de enero salieron de casa con lo puesto. Casi todos aquí son de clase media o acomodada, que se vieron sin nada de la noche a la mañana. Ahora, miles de personas deambulan por las aceras sin rumbo fijo, en busca de un trozo de algo que llevarse a la boca.
La coordinadora humanitaria de la misión de la ONU en Haití, Kim Boluc, ha señalado que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha logrado ya alimentar a 200.000 personas, aunque cuestionada por los periodistas tuvo que puntualizar que ese envío no ha sido diario, sino ocasional. Es tal el hambre y la desesperación que los repartos de alimentos degeneran a veces en tumultos, tanto que la ONU ha pedido a Estados Unidos y Canadá que escolten a sus convoyes para poder repartir la comida tan ansiada por los damnificados. En Haití, el país más pobre de América, las desgracias suelen golpear a los más desfavorecidos, pero este terremoto ha sido más democrático al sepultar a pobres y ricos, diplomáticos y desempleados, hoteles de lujo y viviendas de barro. "La realidad del desastre es algo inimaginable, es como un bombardeo de una semana entera sobre la población civil", señalaba el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive.
Volver a levantar la ciudad
En medio de esta desgracia, Haití ha visto con esperanza cómo la ONU ha puesto en marcha el proceso de reconstrucción con el lanzamiento de un programa de empleo, con el fin de reactivar la actividad económica y evitar que la desesperación desestabilice aún más al país. El primer paso dado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es la contratación de 400 personas para realizar tareas de desescombro y reparación de infraestructura en la zona de Carrefour-Feuilles, al sur de Puerto Príncipe. Según la número dos del PNUD, la costarricense Rebeca Grynspan, el programa aumentará a 700 personas a finales de esta semana y a mediano plazo se calcula que se dará trabajo a unas 200.000, con lo que se beneficiaría indirectamente a cerca de un millón de haitianos. "Lo que se consigue es inyectar dinero a la comunidad" para empezar a generar actividad económica, ha señalado el español Pablo Ruiz Hiebra, especialista del PNUD en prevención y recuperación de catástrofes, quien ha precisado que el sueldo que se ofrece por estas labores es de 5 dólares diarios y ha calculado que el proceso de reconstrucción puede durar entre 3 y 5 años.
La ONU ya cuenta con 4 millones de dólares, la mitad procedente de donaciones españolas, y se han pedido 35,6 millones de dólares más a la comunidad para financiar el programa durante los próximos seis meses, ha señalado el organismo. Según cálculos del Banco Mundial, el sismo destruyó más del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, resaltaba el martes en un artículo en el diario The Washington Post que "hay que pensar en el mañana" mientras se afrontan las necesidades humanitarias inmediatas. "No es suficiente con reconstruir el país tal como estaba antes, ni tampoco caben los arreglos cosméticos. Hay que ayudar a construir un mejor Haití, colaborar con el Gobierno para que las inversiones de hoy generen beneficios duraderos", agregaba.
Un Plan Marshall para Haití
En esa misma línea, expertos y organismos internacionales han comenzado a alzar la voz para reclamar un programa de reconstrucción de Haití similar al Plan Marshall que EEUU lanzó en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Para que Haití se recupere del terremoto, el país "necesita algo grande", destacaba el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn. A su juicio, la ayuda extendida "de manera poco sistemática" no es suficiente y lo que es necesario es "una especie de Plan Marshall". El asunto se tratará el próximo lunes en una reunión internacional en Montreal (Canadá) a la que asistirá el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive. Sólo un programa de reconstrucción coordinado y dotado con "varios miles de millones de dólares", permitiría al país "salir de la espiral de desastre" y dar "esperanza real a la juventud", ha apuntado el experto en desarrollo Paul Collier.
Mientras tanto, la esperanza de vida de los heridos más graves en Haití ha dado un giro de 180 grados con la llegada del esperado buque hospital estadounidense 'Comfort', que cuenta con 600 médicos y todos los servicios de un hospital tradicional. Una vez ha atracado, ha recibido por helicóptero a dos pacientes muy graves que requerían cuidados intensivos: un niño de seis años que tenía la pelvis aplastada y posible perforación en la vejiga y la uretra, y un joven de 20 años con el cráneo roto y posiblemente una cervical quebrada. Por último, los equipos de rescate en Haití siguen luchando por poder dar con nuevos "milagros", como el rescate con vida de Elizabeth, un bebé de tan sólo 22 días; de Hoteline Losama, de 25 años, y de Ena Zizi, de 69 años.