17.06.09 -
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, posa con varios mandatarios en un encuentro internacional./ EFE
En un intento de minimizar la trascendencia de las multitudinarias protestas que invaden las calles de Teherán e ignorando los incidentes que han conducido a la pérdida de vidas humanas, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, pasó ayer unas horas en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, en los montes Urales, para entrevistarse con su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, y participar como observador en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (SHOS), grupo formado por Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán.
Medvédev la dio la bienvenida y le felicitó por la «victoria» obtenida en los comicios del pasado viernes. Sin embargo, canceló después el encuentro bilateral que debían mantener por «problemas de agenda». Hablaron sólo en el marco de la cumbre, en presencia del resto de los jefes de Estados invitados, quienes también le dieron la enhorabuena por quedar el primero en los comicios. El jefe del Kremlin y el presidente iraní, según la Presidencia rusa, acordaron «continuar los contactos y la cooperación en todos los órdenes».
Por su parte, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riábkov, dijo que la muerte de manifestantes en Teherán es un «asunto interno» de Irán. «Aplaudimos el hecho de que se hayan celebrado elecciones y acogemos al nuevo presidente a su llegada a Rusia», declaró Riábkov. Ahmadineyad debía haber llegado a Ekaterimburgo el lunes, pero aplazó un día el viaje.
