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Economía

17.06.09 -
El Gobierno aspira a un equilibrio entre el coste de los estímulos económicos y los ingresos del Estado que haga innecesaria una subida general de impuestos para compensar el déficit y financiar la salida de la crisis. Las alertas saltaron el viernes, cuando el Ejecutivo anunció un aumento de la fiscalidad sobre el tabaco y la gasolina, y presentó sus nuevas perspectivas, que retrasan a 2011 la recuperación y prevén que los 'números rojos' de las administraciones públicas alcancen el 9,5% del PIB. El Banco de España avisa de que el coste de la protección a los parados podría disparar aún más el gasto y derivar en una mayor carga tributaria.
En la primera fase de la recesión, el aumento del gasto se realizó a través de 8.000 millones para financiar obra pública, apoyos a la banca y créditos para autónomos, pymes e hipotecados. Ahora, con cifras de paro que este año rondarán el 18% y el 19% en 2010, y con decenas de miles de desempleados a los que habrá que ayudar cuando agoten las prestaciones, el Gobierno tendrá que seguir tirando de cartera. De ahí el miedo a que Hacienda eleve la presión sobre el contribuyente.
La vicepresidenta económica, Elena Salgado, confió en que eso no sea necesario y expresó su deseo de que el estímulo realizado ayude a regenerar la economía. Los apoyos fiscales se mantendrán el año que viene, pero se irán «retirando poco a poco» a medida que repunte el crecimiento. La ministra insistió en que en materia de ingresos, gastos e impuestos «todo está sometido a revisión», más cuando el déficit previsto en 2009 para la administración central es del 8,1%.
El Banco de España apoya el deseo gubernamental de que el paulatino repunte económico permita relajar el gasto sin medidas excepcionales. Aún así, cree que la «preocupante» evolución del desempleo lo hará difícil, porque «el proceso de destrucción de puestos de trabajo puede prolongarse, y la tasa de paro continuar su senda ascendente».
La institución señala que debe evitarse «a toda costa» que las actuaciones fiscales cuestionen el compromiso con la estabilidad, porque ello «podría generar expectativas de subidas futuras de impuestos que podrían terminar esterilizando los efectos expansivos de las medidas adoptadas».
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