
El color de la Copa
El éxito de la competición depende en gran medida de las aficiones de los equipos participantes, que ponen el color y el calor dentro y fuera del Palacio de los Deportes de Madrid
MADRID Actualizado: GuardarEl éxito de la Copa del Rey pasa por las aficiones de los equipos participantes. Ellas ponen el color y el calor al torneo, dentro y fuera del Palacio de los Deportes de Madrid. Siguen a sus clubes allá donde se dispute la fase final, da igual si se tienen que cruzar todo el país o saltar de las islas a la península.
Tampoco hay que restarle mérito a la ACB y a su meritoria organización, a su modelo de gestión del espectáculo que hace que se viva el baloncesto desde mucho antes de entrar en el pabellón. Parece mentira lo mal que se vende este deporte en televisión -la cuota de pantalla de los partidos de liga es ridícula- y lo que luce en directo, la gozada que supone vivirlo, por el partido y por todo lo que lo rodea. Habría que plantearse el porqué de esta contradicción.
Ambiente especial
Pero todo el montaje que rodea a la Copa lo hacen especial los aficionados. El jueves, día del estreno, daba gusto pasear por la plaza de Felipe II, entre las carpas de los patrocinadores de la competición y de los equipos. Se veía un ambiente especial, un 'buen rollo' generalizado que surgía entre los grupos de bufandas mezcladas. Verdinegros, azulgranas, blancos, amarillos, naranjas, verdes...
Una hora antes del clásico, lo mismo te dabas de bruces con un pollo -sí, un pollo de casi dos metros de altura- seguidor del Kalise Gran Canaria, que esquivabas a una peña valenciana que saltaba y bailaba con una pancarta al grito de "¡Amunt Pamesa!", o te cruzabas con chavales vestidos con el chandal del Barça -miembros del equipo blaugrana que disputa la Minicopa-, de apenas trece años, que sacaban una cabeza a los adultos que les rodeaban.
Esta tarde, más
En la cancha, la fiesta prosigue. Todo está preparado para evitar problemas con zonas muy localizadas y separadas para las aficiones. No suele haber problemas, pero más vale prevenir. Cada una monta su espectáculo. Las aficiones de los equipos que disputan el partido animan a sus jugadores. El repertorio se compone de cánticos identificativos, improperios varios contra rivales y árbitros, comentarios más o menos subidos de tonos para las 'cheerleaders', y los 'olés' en los últimos instantes del partido si su equipo va a ser el ganador.
El resto sigue una curiosa evolución. Suelen entrar un poco después de empezar los partidos y se hacen notar. Ayer, Barça y Madrid abrían la Copa. Algo más de media entrada. Transcurrido medio cuarto, se comienza a escuchar un "Pío, pío, pío" continuo. El origen, una marabunta amarilla en uno de los fondos del pabellón que cambia su tono al "carnaval, carnaval, carnaval te quiero". Son los canarios. Han sacrificado sus esperadas fiestas por animar a su Kalise. Da igual que su equipo no debute hasta la segunda jornada. Ayer, dio un espectáculo.
Más tarde llegaron las cuadrillas alavesas, con un -que no una- Blancanieves con todos sus complementos. A medida que avanzan las eliminatorias, los supervivientes suelen aliarse con algunas de las aficiones derotadas. Los seguidores del Tau no esperaron, antimadridistas confesos, animaron al Barça desde su entrada. Mañana serán rivales y la cosa cambiará.
Y esta tarde, aún tienen que desfilar algunas de las aficiones más animadas de España. La del Kalise ya se lució en la primera jornada, hoy dará un paso adelante. La 'marea verde' del Unicaja es, posiblemente, la más reconocida, fiel y la más rumbera de todo el país. La del Juventut tiene fama de entendida y animosa. Y la Demencia,... el nucleo duro de Estudiantes. Juega en casa, ve la Copa como un regalo inesperado y disfruta como nadie de su papel de lobo en piel de cordero. Todas ellas se verán esta tarde.
Y, además, baloncesto.