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Cristina Fernández Kirchner, respondiendo a las cuestiones de los periodistas. /AP
de 25 preguntas

Cristina Fernández defiende su gestión en la primera rueda de prensa de un presidente argentino desde 1999

Ha descartado cambios en su Gobierno, e incluso ha vuelto a manifestar que actuó correctamente en la 'crisis del campo' de su país

EFE |
BUENOS AIRESActualizado:

La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha defendido su gestión, incluso en el conflicto con el campo que desató la mayor crisis política de su mandato, ha descartado nuevos cambios en su gobierno y ha negado que haya bicefalia en el poder -con su esposo Néstor Kirchner en la sombra-, en la primera rueda de prensa de un mandatario argentino desde 1999.

Arropada por el nuevo jefe de Gabinete, Sergio Massa, y por una nutrida representación del Ejecutivo, la mandataria respondió a 25 preguntas de medios nacionales y extranjeros en una conferencia de prensa organizada en la residencia oficial de Olivos (en las afueras de Buenos Aires), convocada con agenda abierta y sin posibilidad de preguntar de nuevo. Algunas teorías subrayan que esta iniciativa es para contrarrestar su pérdida de popularidad.

Cristina Fernández ha evitado la autocrítica en sus respuestas sobre la crisis con el campo, la renovación de su equipo, el papel de su esposo y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner, las relaciones con otros países de la región o la inflación, entre otras, durante más de hora y media.

Salvo la seguridad con la que ha afirmado que no habrá nuevos cambios en su Gabinete y que volvería repetir "todas y cada una de las cosas" que hizo desde que asumió el poder, el pasado diciembre, la presidenta no ha arrojado demasiadas luces sobre los graves problemas del país, como la inflación y el descrédito de los datos oficiales.

Fernández no ha aclarado cuál será el próximo paso del Gobierno para resolver la crisis con el sector agrario, al que acusó de haber desarrollado una "virulencia sin precedentes" durante el conflicto.

Agricultores y dimisiones

La presidenta reconoció que volvería a impulsar la "resolución 125", que incrementó los impuestos a la exportación del sector agrícola, por considerar que constituía un paso histórico para avanzar en la redistribución de la riqueza, pese a que a ella le valió una gran 'cacerolada'.

La medida derivó en cuatro meses de conflicto con el campo, que causaron pérdidas millonarias y una crisis política sin precedentes en los últimos cinco años. El enfrentamiento precipitó la renuncia del ministro de Economía, Martín Lousteau, el pasado abril, y la dimisión de Alberto Fernández, considerado el hombre fuerte del Gobierno tras cinco años como jefe de Gabinete.

La salida de Alberto Fernández, sustituido por el joven peronista Sergio Massa a mediados de julio, favoreció los rumores sobre posibles cambios en el Ejecutivo que afectarían a funcionarios desgastados y con muy baja estimación en las encuestas, como el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, principal responsable de la cuestionada gestión del Instituto Nacional de Estadística (Indec).

Fernández evitó también alimentar la polémica sobre el papel del vicepresidente, el radical Julio Cobos, cuyo voto contra el Gobierno en el Senado invalidó la subida de impuestos agrarios y puso de manifiesto la debilidad del oficialismo. Hay que desdramatizar, cada uno es responsable de las acciones políticas que realiza, y no voy a adjetivar la decisión del vicepresidente", señala.

¿Influencia de su marido?

Tampoco entró a analizar los comentarios sobre la existencia de una "bicefalia" en el poder por la influencia de su esposo, actual líder del Partido Justicialista (peronista), muy desgastado en las encuestas por su protagonismo durante la crisis con el campo.

"El ex presidente y yo somos dos militantes políticos", afirma Fernández, dejando ahí la relación, al menos de puertas para afuera. "Los cometarios de esa naturaleza creo que obedecen más a una lectura sesgada de las cosas".