El presidente de turno del Consejo Europeo, el primer ministro esloveno, Janez Jansa. /EFE
cumbre de los 27

La UE se compromete a aprobar medidas para luchar contra el cambio climático antes de 2009

Buena acogida en la Cumbre para la 'Unión por el Mediterraneo', proyecto que pretende fomentar la cooperación entre la UE y los países del norte de Africa y Oriente Próximo

BRUSELAS Actualizado: Guardar
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Los líderes de la Unión Europea (UE) se han comprometido a plasmar en una ley antes de final de año los objetivos que han asumido en la cumbre de Bruselas contra el cambio climático, en aras de seguir liderando la acción internacional en ese ámbito. Así, la Unión pretende "seguir encabezando la lucha contra el cambio climático", según ha señalado el primer ministro esloveno, Janez Jansa, cuyo país preside la UE este semestre

Los gobernantes de la UE han respaldado una estrategia que fija importantes recortes en las emisiones de gases de efecto invernadero y para impulsar las energías renovables. También han aceptado establecer medidas para evitar que los planes se traduzcan en una desventaja competitiva para la industria o inciten a la deslocalización de fábricas hacia lugares con una legislación ambiental más permisiva, lo que impediría reducir las emisiones a nivel global.

Los Veintisiete acordaron el pasado año reducir en un 20% sus emisiones de CO2 para 2020, objetivo que podría aumentar hasta el 30% en caso de que otros países industrializados asuman compromisos similares. Los participantes en la Cumbre han decidido que los compromisos tengan forma de ley a finales de año, de modo que el Parlamento Europeo los refrende rápidamente y la Unión pueda acudir con esas medidas a la conferencia internacional de Copenhague de 2009, en la que se negociará un futuro acuerdo internacional post-Kioto.

Planes para reducir la contaminación

Las propuestas respaldadas incluyen la revisión del sistema europeo de comercio de emisiones y la carga que cada país deberá asumir en los próximos años para reducir el CO2 procedente de los sectores difusos (transporte, agricultura y vivienda), punto que exigirá complejas negociaciones a lo largo del año.

La presión de Alemania, Francia, Finlandia y otras delegaciones ha logrado que finalmente las conclusiones aprobadas incluyeran una referencia a la industria más consumidora de energía como una de las que puede verse más afectada por los planes de Bruselas. Esa industria incluye, entre otras, a las siderúrgicas, las cementeras o el sector químico.

La UE ha reconocido que se debe analizar y abordar con urgencia la posible deslocalización de fábricas en ese tipo de sectores, algo que, según Jansa, tendría un doble efecto negativo: más paro en Europa y más emisiones de efecto invernadero en otros países.

En el área de las renovables, los asistentes a la cumbre de primavera de la UE han respaldado los planes para aumentar el consumo de ese tipo de energía y de los biocarburantes. El objetivo es que el 20% de la energía final consumida en 2020 proceda de fuentes renovables y cumplir la meta de usar un 10% de biocombustibles en el transporte.

Buena acogida para Unión por el Mediterráneo

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se ha declarado "muy emocionado" por la acogida "unánime" y "entusiasta" que ha tenido el proyecto de Unión por el Mediterráneo entre los 27 socios de la Unión Europea. Franceses, alemanes, españoles e italianos han defendido su protagonismo en un proyecto que aspira a establecer una relación "de igual a igual" de la UE con Argelia, la Autoridad Nacional Palestina, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Siria, Túnez y Turquía.

El siguiente paso es que la UE tome la decisión formal "de transformar el Proceso de Barcelona en la Unión por el Mediterráneo", según ha anunciado el mandatario francés, que ha negado haber tenido de rebajar sus pretensiones iniciales para embarcar a Alemania en la iniciativa.

Tras dos días de discusiones políticas, los mandatarios se han puesto de acuerdo en llamar "Proceso de Barcelona. Unión por el Mediterráneo" a la iniciativa euromediterránea promovida por Nicolas Sarkozy. La Comisión Europea, que controla los fondos de la política de vecindad, será la encargada de dar contenido a esta propuesta, para lo cual trabajará con las aportaciones anunciadas por Francia, Alemania, España y Grecia, y sus propias ideas.

Una "evolución" del Proceso de Barcelona

El presidente francés y la canciller alemana, Angela Merkel, han insistido en mostrar el proyecto como un ejemplo de "cooperación franco-alemana", mientras que España ha subrayado que no es más que una "revitalización" del Proceso de Barcelona impulsado en 1995 bajo su presidencia.

Uno de los protagonistas de aquel acuerdo, el hoy Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana, ha recalcado que el acuerdo alcanzado representa "una evolución, no una revolución" del proceso lanzado cuando él era ministro español de Asuntos Exteriores.

Sarkozy, que consideraba el Proceso de Barcelona "fracasado", presentó en campaña electoral un ambicioso proyecto de Unión Mediterránea para, según sus críticos, dificultar la entrada de Turquía en la UE y hacerse con un papel preponderante en la región. Pero según el "Llamamiento de Roma", que firmaron en diciembre pasado Sarkozy, Zapatero y Prodi, la iniciativa no podrá interferir en los procesos de negociación de la UE con los países candidatos a la integración, Croacia y Turquía.