Las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno y lanzaron disparos al aire para disolver las protestas de monjes budistas y civiles contra la Junta Militar en Birmania. /EFE
evita condenar los actos

La ONU insta a la Junta Militar birmana a contener la violencia contra los civiles

Al menos cinco muertos por disparos policiales durante la marcha por la democracia en Birmania

BANGKOK Actualizado: Guardar
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El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha anunciado el envío inmediato a Birmania de su emisario especial, Ibrahim Gambari. Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU ha instado a la Junta Militar de Birmania a ejercer la "contención" en sus actos violentos contra la población civil, pero el desacuerdo de China ha evitado que ese máximo órgano condenara ese régimen.

Poco antes de la reunión, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE y de EEUU han emitido un comunicado conjunto en el que instaban a China que ejerciera su influencia y "presionara" al régimen militar birmano para que cesen los actos violentos contra la población civil.

Por su parte, el embajador de China ante la ONU, Guangya Wang, ha señalado que la declaración del Consejo de Seguridad "refleja el denominador común" de las posiciones de sus miembros. Al ser preguntado sobre la posibilidad de que el máximo órgano de la ONU impusiera sanciones al régimen de Rangún, el representante de Pekín ha respondido que "las sanciones no son de ninguna ayuda a la situación tal como está allí".

Estadounidenses y comunitarios, reunidos en Nueva York al margen de las reuniones de la 62 Asamblea General de la ONU, condenaron los actos de violencia de las autoridades de Rangún contra la población civil, pero los tres países de ese bloque que son miembros permanentes del Consejo (EEUU, Francia y Reino Unido) no lograron convencer a Pekín.

Cinco muertos

Al menos cinco manifestantes han muerto -entre ellos dos monjes budistas- y más de cien personas han resultado heridas, durante la intervención de las fuerzas de seguridad birmanas contra las manifestaciones pacíficas que se suceden en Rangún contra la Junta Militar (Myanmar) desde el pasado 17 de septiembre. Unos 200 monjes y varios miles de civiles marchaban hacia Sule, en desafío a la prohibición de celebrar reuniones de más de cinco personas en Rangún y Mandalay, segunda ciudad del país impuesta anoche por el Gobierno.

El Gobierno ha admitido la muerte de un civil y heridas a otros tres durante la represión de las fuerzas de seguridad. Se trata de la primera confirmación oficial de que ha sido empleada la fuerza para suprimir las protestas que se suceden desde hace un mes y el primer reconocimiento de que ha habido derramamiento de sangre.

Despliegue de tropas en Rangún

Las fuerzas de seguridad han empleado gases lacrimógenos y disparos al aire para dispersar a decenas de bonzos. Una web opositora ha asegurado que "los monjes fueron golpeados e introducidos a la fuerza en camiones del Ejército", precisando que unos 50 religiosos fueron detenidos y trasladados a un lugar sin determinar. Además, según la oposición, "soldados con rifles de asalto rodearon los monasterios budistas (...) así como otros lugares clave de las protestas antigubernamentales".

De acuerdo con la web, la represión se ha producido después de que un centenar de monjes desafiaran la prohibición e irrumpieran en una zona acordonada en torno a la Pagoda de Shwedagon, el principal templo sagrado del país. Los monjes se negaron a dispersarse, sentándose en el suelo y poniéndose a rezar, según la citada fuente, que ha precisado que fue encontes cuando las fuerzas de seguridad "atacaron a los manifestantes".

Aye Chan Naing, del grupo disidente con sede en Oslo 'Voz Democrática de Birmania', ha declarado a la cadena CNN que el uso de la violencia contra los monjes podría empujar a más birmanos a las calles para protestar. "Creo que provocará las iras de la población". Shwedagon, el punto de partida de las marchas pacíficas que se celebran a diario desde el 17 de septiembre, ha sido el escenario del enfrentamiento.

El Gobierno declaró anoche el toque de queda y después desplegó tropas en Rangún y otras ciudades del país con la finalidad de reprimir las manifestaciones, al tiempo que detenía a varios dirigentes y miembros de la oposición. Los colegios de la ciudad han cancelado sus clases y muchos comercios y oficinas han decidido no abrir hoy ante la posibilidad de que brotase la violencia.

Las mismas medidas se seguridad adoptadas en Rangún se han aplicado en otras ciudades del país que en los días pasados se unieron a la movilizaciones democráticas. Además de acordonar monasterios, para impedir que los monjes budistas sigan liderando las manifestaciones, y la sede de la LND, y de establecer controles en calles y plazas, las cuerpos se seguridad han arrestado esta madrugada a varios dirigentes y miembros de la oposición.

El Ejército tiene el control directo de la seguridad

El toque de queda impuesto anoche es efectivo desde las 21.00 hasta las 05.00 hora local y estará en vigor durante 60 días en las ciudades más importantes. La medida transfiere al Ejército el control directo de la seguridad en todo el país y prohíbe las asambleas y la reunión de más de cinco personas.

En los últimos días se han celebrado las manifestaciones contra la Junta Militar más numerosas en 19 años, que congregaron a unas 300.000 personas en todo el país el lunes pasado y a unas 150.000 tan sólo en Rangún ayer. Las organizaciones Alianza de Todos los Monjes Birmanos y Generación de Estudiantes del 88 han asegurado hoy que continuarán con las protestas contra la Junta Militar y que no cederán ante las los intentos de intimidación.

Birmania está gobernada por un régimen militar desde 1962 y no se celebran elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió de manera abrumadora ante la LND, liderada por Aung San Suu Kyi, premio Nobel del Paz y en arresto domiciliario desde 2003.

UE y EEUU piden sanciones a la ONU

La Unión Europea y Estados Unidos han condenado los ataques contra los manifestantes en Birmania e instaron al Gobierno birmano a poner fin a la violencia y abrir el diálogo con la oposición democrática. En un comunicado conjunto firmado tras una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de los países de la UE y de Estados Unidos, ambas partes han instado al Consejo de Seguridad de la ONU a "discutir urgentemente esta situación y considerar los futuros pasos, incluida la posibilidad de sanciones".

Los asistentes a la cumbre ministerial, celebrada al margen de la Asamblea General de la ONU, también han instado a China, India y las naciones del Sureste Asiático a utilizar su influencia para poner fin a los enfrentamientos.

"La Unión Europea y Estados Unidos expresan su solidaridad con el pueblo de Birmania /Myanmar", se lee en el comunicado. "Estamos profundamente preocupados por las informaciones según las fuerzas de seguridad han disparado y atacado a manifestantes pacíficos y detenido a numerosos monjes budistas y a otras personas", prosigue el texto. "Pedimos a las autoridades que pongan fin a la violencia y abran un proceso de diálogo con los líderes partidarios de la democracia, incluida Aung San Suu Kyi y los representantes de las minorías étnicas", añade.

La UE ya aplica medidas restrictivas a Birmania desde 1996, incluyendo un embargo de armas, una congelación de bienes para altos cargos del régimen y sus familiares y la suspensión de la cooperación en el ámbito de la defensa. La advertencia se produce simultáneamente al despliegue militar, pero horas antes de las primeras detenciones.

Sarkozy se reunirá con líderes de la oposición

El presidente francés, Nicolas Sarkozy , ha instado al Gobierno de Birmania a respetar las manifestaciones pacíficas que se están produciendo en todo el país y ha anunciado que tiene previsto reunirse con una delegación de oponentes al Gobierno birmano en París. A pesar de que Sarkozy no ha revelado con quienes se reunirá, Sein Win, uno de los líderes de la oposición en el exilio ha confirmado que se reunirá con el presidente galo.

En declaraciones ante los periodistas durante la 62 Asamblea General de Naciones Unidas, Sarkozy manifestó estar "extremadamente preocupado" por la situación en Birmania , por lo que quiso lanzar un llamamiento para que "las protestas espontáneas y pacíficas que expresan una reivindicación política y social no sean suprimidas por la fuerza en ningún momento".