Oempezamos a ponernos las pilas ya o definitivamente nos metemos en un boquete que puede ser una fosa por los siglos de los siglos. Nos estamos quedando marginados del resto de España. Cualquiera que haya salido de Cádiz en los últimos cuatro meses puede percibir que empiezan a vernos como una especie de gueto. La última prueba visible, el acuerdo Sevilla-Málaga para iniciar frentes comunes, para ir de la mano y abanderar el futuro de Andalucía. Una alianza que poco tiene que ver con los colores políticos. Se trata de dos ayuntamientos de distinto signo, a los que ya se quieren unir otros como Granada o Córdoba. Dos del PP y dos del PSOE. Y nosotros aquí. Peleándonos por la Diosa del Carnaval o por el descubrimiento de América. Mandando cartitas al presidente de Grecia y al Banco Santander. Acusando de machista-fascista a todo aquel que tuvo la feliz idea de presentar a su hija a ninfa infantil. Esas son nuestras preocupaciones. Nuestras prioridades. Montar un show en el Palillero para cuatro gatos. Y venderlo como el momento cumbre de la democracia gaditana. Como el ejercicio de transparencia y libertad de mayor altura desde la proclamación de la Constitución de 1812. Tan libre, tan abierto, tan de los vecinos y vecinas, que se permite insultar impunemente a la Policía y la Guardia Civil. Que nos reimos de aquellos que, en no pocos casos, han dado su vida para que personas como Martín Vila -primer teniente de alcalde de la Excelentísima Ciudad de Cádiz- puedan celebrar sus mítines libremente en plena calle.
En esas estamos. Mientras los demás avanzan hacia adelante, nosotros damos pasos de gigante hacia atrás. Espantamos a los posibles inversores, a aquellos que necesitamos para generar empleo. Y a los que no ofendemos, directamente los ignoramos. ¿Alguien está vendiendo las bondades de Cádiz a las empresas de cruceros? ¿Alguien va a ir a la próxima feria de turismo de Londres a convencer a los ingleses de que vengan por aquí? ¿Alguien del equipo de gobierno de Cádiz está pensando en algo más que en tratar de tapar boquetes?
Cádiz se está quedando rezagada. Aún más. Y no solo la capital. Al final la imagen que se transmite es común para toda la Bahía, para toda la provincia si me apuran. En los círculos empresariales todavía se dice con la boca pequeña, pero existe mucha preocupación por el futuro de Cádiz. De momento tan sólo han alzado la voz los proveedores autónomos, a los que directamente les han dicho que ni cobran ni van a cobrar a medio plazo. Pero la preocupación es común. La pregunta es sencilla: si tuviera usted que montar una negocio en estos meses en Andalucía, ¿lo haría en Cádiz? ¿Arriesgaría usted su patrimonio, el de su familia, para apostar por esta tierra con la realidad económico-social que se vive ahora mismo? Pues eso.