Como en el caso de los religiosos de cualquier credo, el pecado resulta mucho más llamativo en los que han hecho de la virtud su bandera, su razón de ser, su forma de vivir y sentir. Todos somos débiles pero los que nos reprochan la debilidad resultan más llamativos cuando doblan la rodilla como el resto. Un filósofo lo resumió en una frase muy gráfica: «La sangre resulta mucho más llamativa sobre los guantes blancos». Esa vieja decepción parece tener una nueva versión en la política gaditana. Podemos, y sus franquicias locales, han incrementado de forma exponencial, asombrosa, su apoyo electoral gracias a un discurso basado en la crítica feroz a la corrupción y a las intrigas partidistas. Muchos de sus líderes se han erigido en algo así como los monjes de la pureza democrática. De ahí que resulte más llamativo verles pecar como a los demás. Si es pecado una imputación. Los miembros de Podemos han exigido de forma constante a cualquier imputado («investigado» tras el cambio legal de ayer) que abandonara cualquier responsabilidad pública. Sin embargo, cuando le ha llegado el turno a la actual concejal de Hacienda de Puerto Real, Mónica González (a la que se incluye en una investigación sobre una estafa a inmigrantes) resulta que ya no es tan importante dimitir. Por supuesto que tiene derecho a la presunción de inocencia, que ni mucho menos es culpable de nada. Como los mil imputados a los que Podemos señaló antes. De forma paralela, la formación fulmina a una dirigente en San Fernando por presunta prácticas autoritarias. Queda confirmado que es más fácil predicar que dar ejemplo.