Le atribuyen al genial malagueño Pablo Ruiz Picasso la máxima de que una de las claves del éxito es que la inspiración te pille trabajando. Algo similar le ha ocurrido al sector turístico español en general y al gaditano en particular. La suerte (en este caso, una desgracia como ha sido la inestabilidad que se vive en los países ribereños del Mediterráneo y en el este de Europa por la crisis de los refugiados) ha pillado al sector perfectamente preparado para absorber una mayor afluencia de visitantes. Y lo hace en un momento en el que ya se habla abiertamente de recuperación económica y en el que, además, el sector turístico busca nuevas fórmulas para superar el problema de la estacionalidad.
No hay que pensar, por supuesto, que ha sido mera casualidad que los turistas (fundamentalmente procedentes del centro y del norte de Europa) hayan elegido como destino la provincia de Cádiz. Ha sido un gran conocedor del destino Cádiz, el gigante alemán TUI (poco aficionado a jugársela cuando se trata de apostar por un lugar el que ha optado por la Costa de la Luz como destino 'refugio'; es decir, como plan B ante opciones que se desmoronaban. Y es que Cádiz, fuera de la temporada alta, lo sigue teniendo todo: historia, buenas comunicaciones (la mayor parte de estos viajeros llegarán en avión hasta el aeropuerto de Jerez) y, sobre todo, una red de hoteles y establecimientos turísticos de primer nivel.
Además de la buena noticia de que este otoño habrá 20.000 pernoctaciones más en la provincia, Cádiz debe extraer una valiosa lección: la suerte ayuda a los que están preparados. La formación de profesionales cualificados y la adecuación de las infraestructuras debe ser pues una de las bases sobe las que trabajar para seguir reduciendo los niveles de paro. Para que la suerte, como en este caso, nos pille con los deberes hechos.