Será la última vuelta de tuerca. La tensión llegará a su límite y desde el propio colectivo ni siquiera se sabe lo que puede ocurrir si finaliza octubre sin ningún tipo de acuerdo y la mayoría de los exdelphis pierden sus prestaciones sociales, quedándose sin ningún tipo de ingresos con los que poder enfrentar el día a día con sus familias.
Si la situación es complicada, más se puede enredar porque la crispación será insostenible y las protestas se endurecerán, en un momento que puede ser clave con la llegada de las elecciones generales a la vuelta de la esquina y la posibilidad de que altos cargos de los partidos políticos acudan a actos para solicitar el voto.
La única oportunidad de evitar la catástrofe será en las próximas semanas, cuando los exdelphis esperan volver a reunirse con los grupos parlamentarios para retomar las conversaciones sobre un problema que arrastra la Bahía desde el año 2007. En febrero de ese año llegó una bomba que tumbó 1.600 puestos de trabajo directo y comenzó una odisea en la que la Junta quiso alzarse con el papel de Ulises para guiar a buen puerto a los que se quedaron en la estacada. Pero el plan se truncó con el paso de los años y en 2012 anunciaba el fin de los cursos remunerados que estaban realizando los que aún quedaban por recolocarse, aproximadamente unas 480 personas.
No había más, ahora sí que se quedaban en la calle y con lo puesto. El paro y los subsidios se convirtieron en los salvavidas de muchas familias sin más recursos, que ahora ven como están a punto de perderlos. Por eso vuelven a pedir voluntad política para mediar en un conflicto que acumula demasiados años y tensión y que si ha estallado en varias ocasiones, amenaza ahora con hacerlo de manera definitiva.
Así de claro se mostró el portavoz del sindicato USO en Delphi, Miguel Paramio, ante la dura realidad que debe afrontar el colectivo de manera inmediata. «Nosotros no podemos garantizar lo que va a ocurrir si no se llega antes a un acuerdo y menos aún con unas elecciones generales en los próximos meses. Estamos en un momento crítico y es algo que deben entender los grupos parlamentarios. La Junta realizó un compromiso y exigimos que se cumpla».
Paramio consideró que se debe actualizar el censo que existe ya que el número de afectados se puede reducir sensiblemente. «Estimamos que puede caer hasta en un centenar de personas entre aquellos que han conseguido algún trabajo, los que han decidido arriesgarse a ser autónomos o los que ya no nos acompañan. Hay que sentarse y hablar, abrir el diálogo y negociar una solución».
Más de 500 días
Hoy los exdelphis cumplen 583 días de encierro en la sede de los sindicatos en Cádiz. No quieren caer en el olvido ni que se olviden de ellos, ya que son muchos los que se encuentran al filo de un abismo y cada vez con menos suelo en el que sustentarse. «Hay que tener en cuenta que estamos hablando de familias, de personas que pueden tener una complicada inserción en el mercado laboral por su edad, de la dificultad de afrontar una hipoteca y del temor de gastos como la vuelta al colegio».
La desesperación se mezcla con la última esperanza, aquella que mantienen viva ante un encuentro clave y vital. Son conscientes de que la resolución al conflicto no vendrá de la noche a la mañana, pero piden gestos que permitan alimentar esa sensación de que puede haber una salida. Mientras tanto sueñan con la llamada de un puesto de trabajo. Algunos ya han conocido la sensación de descolgarlo y escuchar una propuesta laboral. La mayoría basada en contratos de prueba o por obras. Volver a empezar con más de 50 años.
