Tras el revuelo formado en el último Pleno ordinario de nuestro Ayuntamiento, el alcalde acudió al despacho de Fran González. Se detuvo ante la puerta, tragó saliva y llamó. Desde dentro se escuchó una voz que preguntaba: «¿Quién es?». «Soy yo», dijo Jose María. «¿Qué vienes a buscar?», preguntó un dolido Fran. «A ti», le dijo con la boca pequeña el alcalde. «Ya es tarde». «¿Por qué?», preguntó. «Porque ahora soy yo el que quiere estar sin ti. Así que vete, olvida mi nombre, mi cara, mis siglas, y pega la vuelta». «Jamás te pude comprender», le espetó el primer edil. «Vete, olvida mis ideas y mis propuestas, que tú no deseas», le recriminó el socialista. «Estas mintiendo ya lo sé», contraataco el primer edil. «Vete, olvida que existo, a mis concejales, y no te sorprendas, olvídalo todo que tú para eso tienes experiencia.». Y es que la relación entre ambos políticos se está convirtiendo en una mala copia de las canciones de Pimpinela.
No solo la frágil mandíbula de cristal del alcalde, a la que directamente aludió el representante socialista, se rompió el pasado Pleno, sino que el buen ambiente, las apariencias de entendimiento existente entre ambas formaciones, ha estallado por los aires. Solo hay que darse una vueltecita por las redes sociales para ver cómo desde ambas formaciones no paran de lanzarse mensajes reprochándose entre ellos actitudes y decisiones. Parece ser, por lo que cuentan los mentideros políticos, que entre Fran González y Jose María González no hay buen «feeling». Vamos, que no se pueden ver, que diríamos en términos gaditanos. Según se comenta en estos círculos tras ese Pleno la quiebra entre los representantes de ambas entidades políticas se ha hecho mucho más grande que el cañón del colorado.
Y es que uno de los grandes errores de la formación morada es el no consensuar las decisiones políticas con las otras formaciones. Cayendo estos en el error que le achacaban al equipo de Gobierno anterior de querer aprobar todas las cuestiones en el Pleno que le daba el tener la mayoría absoluta. Lo que olvidan es que ellos no tienen ese 'rodillo político', por lo que siempre dependerá del apoyo de otras formaciones políticas. Si bien, lo que no se sabe es si esa falta de diálogo político se debe a un desconocimiento de cómo funcionan las instituciones o, simplemente, a una sobrada prepotencia. Esto le está haciendo perder el apoyo del PSOE, tambaleándose, por otro lado, todos los proyectos que desde el Gobierno local se quieren llevar a cabo.
Si desde la formación en el poder se tiende la mano cuando se está en Cádiz, después se utiliza la tribuna que se le concede desde los cursos de una Universidad de verano para reprochar y atacar a los socialistas. A esos mismos de los que dependen los acuerdos, y ya no solo eso, sino la gobernabilidad de una ciudad que no se merece el que por culpa de la torpeza de alguno está ciudad pierda todo el camino avanzado durante estos últimos años.
Al final, como si de la canción de la más grande, Rocío Jurado, se tratara, se terminará rompiendo el amor, pero no creo que sea de tanto usarlo, como decía la folklórica, sino más bien de todo lo contrario. Esto es, de no terminar de entenderse entre ambas formaciones de izquierda, ya que lo que no puede ser, no puede ser, pero además es imposible.