El símbolo de la fracasada burbuja urbanística en la capital gaditana está en Los Chinchorros. Esa zona colindante con el antiguo Cementerio de San José acoge varios edificios a medio construir que dejaron atrapados los sueños de decenas de familias y las finanzas de varias empresas. Desde que los trabajos quedaran paralizados, hace más de diez años, el deterioro de los inmuebles ha crecido al mismo tiempo que su ocupación ocasional por parte de indigentes, vándalos o toxicómanos.
Uno de los mayores problemas de su presencia en estos edificios sin terminar es el riesgo de pequeños incendios. La zona ha sido escenario de más de cinco fuegos, de mayor o menor dimensión, en los últimos dos años.
El último conato se produjo durante la tarde del pasado lunes aunque no pasó de una pequeña humareda que apenas precisó una intervención preventiva de los miembros del Consorcio de Bomberos.
Sin embargo, el amago ha resucitado las quejas de los vecinos de las viviendas situadas en la avenida Ana de Viya, a la altura de la Iglesia de San José. Dicen estar hartos de denunciar la situación de dejadez de la finca donde se amontonan colchones, muebles rotos, una vegetación abundante. Además de todo tipo de insectos sin olvidar a perros, gatos y ratas
En esta ocasión, no hubo que lamentar ni daños materiales ni víctimas pero los residentes en la zona exigen el cierre efectivo de los inmuebles deshabitados. Afirman que es imprudente esperar a que se produzcan cuando se han denunciado ya casi media docena de incendios, además de otros incidentes como peleas.