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Carmen de Manuel, psicóloga: «Cuando un niño habla de abusos, en el 90% de los casos es verdad»
Actualizado: 02:05

entrevista

Carmen de Manuel, psicóloga: «Cuando un niño habla de abusos, en el 90% de los casos es verdad»

Día 23/08/2015 - 14.05h

Su cuento, con el que prepara a los menores maltratados frente a los tribunales, ha sido distinguido por la Agencia de Calidad

Carmen de Manuel, psicóloga: «Cuando un niño habla de abusos, en el 90% de los casos es verdad»
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La psicóloga infantil Carmen de Manuel

Después de su larga trayectoria como psicóloga infantil en la Unidad de Salud Mental del hospital Puerta del Mar, Carmen de Manuel ha sido distinguida por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía por su obra 'Yo también estuve aquí'. Es un cuento destinado a niños que han sido víctimas de malos tratos y que tiene como objetivo preparar a estos menores para declarar ante los tribunales, afrontar un juicio sin que su comparecencia les traumatice.

-¿En qué momento se plantea este proyecto?

-Surge de la necesidad porque llevo muchos años trabajando con niños maltratados que debían ir a juicio por su propio maltrato y tenían que declarar sobre lo que les habían hecho. Me hacían muchas preguntas, estaban muy nerviosos y lo pasaban muy mal. Entonces, empecé a hacer dibujos: de la toga -porque no sabían que era-, de la sala de juicios... Esos dibujos los empecé a guardar y me servían de un niño a otro. Luego los coloreé, los encuaderné y me planteé la idea, hasta que el delegado de Salud, por entonces Hipólito García, propuso que lo publicase la Consejería. Tomó cuerpo el libro con un prólogo, una introducción y desde entonces no sólo lo uso yo, también todos los compañeros que trabajan con niños en estas situaciones.

- ¿Y cómo se prepara a un niño ante estas lamentables circunstancias?

-Lo primero es saber qué daña a un niño en su paso por el juzgado. Ya hay muchas investigaciones sobre qué elementos les crean más estrés. Suelen coincidir con los de los adultos. Es, por ejemplo, el caso de la toga. Imagina entrar en una sala, en la Audiencia, con nueve personas de toga, de negro, en un ambiente tan formal y frío, distante y desconocido. Les daña lo desconocido. También les produce estrés no saber qué les van a preguntar porque para ellos es como un examen. Esto es importante: que sepan que no pasa nada si les preguntan algo que no saben. En esto se les prepara: en que digan «no sé» y que no se inventen nada porque lo importante es conocer la verdad de lo que les ha pasado. Y si no entienden la pregunta, que lo digan. A veces se les pregunta con el argot judicial, en un lenguaje que no es adaptado por jueces, fiscales o abogados. Entonces yo preparo a los niños para que puedan decir: «Repítanmelo». Y en que cuenten todo lo que recuerden.

-¿Estos niños suelen ser testigos de violencia doméstica o víctimas directas del maltrato?

-Son dos cosas diferentes que a veces se superponen pero hablamos de niños maltratados. Especialmente, el cuento fue creado para niños con una forma específica de maltrato: el abuso sexual. Hay niños que han sufrido esa agresión sexual que también ha padecido la madre y otras veces no. No significa siempre «niño abusado, madre abusada». No van de la mano. A veces se asocian pero no necesariamente. Y tampoco hablamos de la relación con la pobreza, la exclusión social, el hacinamiento... Porque el abuso sexual es de las formas de maltrato que no conoce fronteras sociales, geográficas ni económicas. Se da en todas las capas, en todos los estratos, culturas y religiones.

-¿Cádiz puede destacar por cifras? ¿La ciudad o la provincia sufren más casos de este tipo que otras?

-Me gustaría muchísimo contestar a esta pregunta pero no puedo ni yo, ni nadie. Hasta hace poco no se ha reconocido, por ejemplo, el abuso sexual como tal, ya que los adultos hemos estado muy ajenos a la infancia. Tiene que ver con el poder, la credibilidad que le hemos concedido a los niños. Ahora muchas madres sí me cuentan, por primera vez, sus propios casos. En su niñez no había una cultura, un ambiente como el de ahora, de credibilidad y apoyo ante esta situación. Y como no lo había, no había registros. Y seguimos sin tenerlos. Ahora, la Junta de Andalucía tiene un registro que se llama Simia de maltrato infantil en todas las formas, pero sólo centrado en Andalucía y cuando el maltrato es intrafamiliar. Cuando es un vecino o un profesor, no lo tenemos registrado. Ahora estamos empezando a cuantificar, a preparar a los profesionales, a que haya leyes que lo condenen, a ayudar a los niños para declarar.

- ¿Hablamos entonces de un problema creciente, reciente o desconocido? ¿Cuál es la percepción?

-Los niños antes no declaraban porque no se consideraban testigos válidos. Porque se consideraba que mentían, fantaseaban. Hoy sabemos, con datos científicos, con datos de la investigación, que los niños no pueden fantasear con lo que no conocen ¿Un niño de cinco años cómo va a fantasear con una eyaculación? ha tenido que conocerla. Y no son más mentirosos que los adultos. Casi me atrevería a decir que incluso menos. Pero como se tiene aún la idea de que no son testigos válidos... Para un niño del que se ha abusado, el juzgado solicita la credibilidad del testimonio. Es una prueba forense específica que hace el psicólogo para determinar si lo que el niño cuenta es cierto, o no. Y la mayor parte de las veces, con más de un 90% según las investigaciones, cuando el niño dice que ha sido abusado, es verdad. Sin embargo, cuando un agresor ha agredido a un niño la mayor parte de las veces, dice que es mentira, que es falso. Y sin embargo, a él no se le pide la validez de su testimonio.

- Durante su trayectoria como psicóloga clínica ¿en cuántos casos de abuso sexual ha trabajado?

-Nunca me ha dado por contarlos. En el año 2000, hice una investigación y tenía más de cien. Son muchos. Aunque tuviera un solo niño maltratado, ya sería mucho. Tengo muchos y hay muchos más que no salen a la luz, que no llegamos a detectar, que se nos van de las manos.

- ¿Cómo se detectan estos casos? ¿cuáles son las señales más evidentes?

-Yo estoy en una Unidad de Salud Mental Infantil. Para llegar allí, tienen que haber llegado al pediatra. Este, si lo estima oportuno, deriva al niño al equipo de Salud Mental y allí, si los profesionales consideran que se trata de un nivel más especializado, llegan a mí.

-¿Dónde está el germen? ¿Es el propio niño el que cuenta lo ocurrido o los padres perciben algo?

-Es frecuente que el niño lo cuente pero también que se detecten otros indicadores. Se puede ver que tiene miedo a determinada persona, a determinados lugares. Ahí va la mamá, pregunta, y el niño termina contando. También indicadores físicos de enrojecimiento, sangrado vaginal, anal, se puede observar que los niños juegan con los muñecos de manera sexual, que el niño se masturbe. Entonces, se ve a través de una serie de indicadores. Además de sorprender al agresor abusando del niño.

- ¿Existe un perfil concreto del abusador?

-El perfil concreto del agresor es que no tiene perfil. Sí que es cierto que suele ser una persona del entorno del niño porque claro, un menor de siete años no está al alcance de cualquiera. Entonces, debe proceder del entorno donde el niño se mueva: el escolar, el vecinal, el familiar, el deportivo... Lo habitual es que, en torno al 90% de los casos, sea alguien de su entorno. Resulta paradójico que en nuestra cultura hemos protegido siempre al niño ante el desconocido, sin embargo, la gran mayoría de las veces el agresor está en el entorno del niño, conocido de este y conocido de sus padres.

- ¿Puede un niño maltratado reproducir la conducta cuando es adulto?

-Efectivamente, puede, pero no significa que se cumpla al cien por cien. Sí es verdad que hay una mayor predisposición, mayor vulnerabilidad a convertirte después en agresor o abusador, pero no significa que vaya a ocurrir. Esto que pensamos que de un hijo maltratado será un padre maltratador no ocurre necesariamente. Si a lo largo de la vida, el niño tiene un tratamiento, un apoyo en el entorno, hay otras figuras que por el comportamiento contrarrestan la relación que ha tenido el niño con el abusador.... Si ha ocurrido así, no tiene por qué. El problema es que se convierten en agresores cuando los niños, a lo largo de su vida, no han podido reconocerse como víctimas. Lo importante es que el niño no se sienta culpable, como en su caso le ocurre a las mujeres maltratadas, que creen que ellas lo provocan. A los niños les pasa lo mismo cuando son golpeados. Si les preguntas, te dicen que ha sido por malos.

- Desde que se publicase su cuento que ahora ha sido galardonado, ¿qué ha estado haciendo?

-Pues no quería que mis conocimientos se quedasen entre profesionales. Entonces se han novelado, con la base de casos reales pero irreconocibles. He escrito una novela que se titula 'Palabras prohibidas'. Aunque tiene su trama, amor, aventuras... En el fondo, lo que subyace, es distintos personajes que han sido abusados con una novedad: que aparece la figura, bien descrita de principio a fin, de un agresor, y de cómo esa persona llegó a ser agresor de su familia. La lees con toda la facilidad que tiene una novela pero aprendiendo. Era lo que yo quería: que la ciudadanía aprendiese.

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