El Puerto está siendo noticia este verano en la provincia de Cádiz y no precisamente por la alta ocupación hotelera ni por sus eventos culturales. Tanto los apagones que están sucediéndose en Valdelagrana como la reciente derogación de la Zona Naranja están afectando negativamente a la impecable imagen que siempre ha tenido la urbanización portuense. Y es que la gratuidad de las bolsas de aparcamiento de las playas de la zona ha despertado fervor entre todos los ciudadanos, tanto de los conductores como de quienes quieren sacar tajada de ellos. Todo ello pone de manifiesto la falta de previsión que ha tenido el Ayuntamiento ante semejante situación, lo que ha provocado un caos generalizado que ha acabado con la paciencia de hosteleros desesperados y turistas asustados por las peleas que se han llegado a producir en el entorno.
Y es que el hecho de que uno de los terrenos más golosos del municipio haya cambiado las máquinas de tickets por un cartel que indica la gratuidad absoluta de las distintas bolsas de aparcamientos, ha sido todo un ‘boom’ para la ciudadanía portuense. Pero esta 'bondadosa' iniciativa no sólo ha tenido buenas repercusiones como la avalancha de ciudadanos que ha vivido el paseo marítimo durante estos días, en los que no cabía un alfiler desde que se produjeses la supresión del pago. Y es que por ser un lugar concurrido pero que normalmente no permite el acceso a pie, se ha disparado también la presencia de numerosos aparcacoches, más conocidos como ‘gorrillas’ que están haciendo de forma ilegal su particular agosto a costa de la voluntad de los turistas.
La mayoría de los que se han afincado en las zonas costeras de Valdelagrana, lo hacen por cuenta propia que es tan fácil como permanecer en las bolsas de aparcamientos a las horas que, bajo su criterio, son de máxima afluencia y, por supuesto, poner la mano cada vez que un coche estaciona. En algunas ocasiones, y aunque parezca un pago de obligado cumplimiento moral ante la mirada intimidatoria de algunos, cabe recordar que no es más que una gratificación voluntaria que hacen los clientes bajo ninguna coacción.
Hasta hace unos días, estos espontáneos han estado conviviendo con otros que desempeñaban su misma función, pero que amparados por la Federación Provincial de Desempleados de Cádiz (Feprodeca), habían alcanzado un acuerdo con el nuevo gobierno para poder permanecer de forma regulada en algunas zonas de El Puerto. Durante esos días de vacío legal y falta de previsión a no siempre ha reinado la cordialidad ya que, a veces, algunos han llegado a las manos para hacerse como únicos dueños de uno de los territorios que más dinero genera en la zona por minuto. Y es que el dinero fácil es tan goloso que en muchas ocasiones ha atraído a personas que van contra lo cívico, perjudicando de forma directa a los turistas que han tenido que presenciar enfrentamientos por el reparto de la moneda.
Está claro que el equipo de gobierno no pensó en que la derogación de la Zona Naranja supondría la llegada en masa de muchos de los desempleados portuenses que vieron cómo se les abría el cielo. Asimismo, jóvenes y no tan jóvenes se dan cita cada día en las distintas bolsas de aparcamientos de Valdelagrana en las que está terminantemente prohibido cobrar por ello. Así lo indican una serie de carteles que ha instalado el equipo de gobierno para evitar precisamente esta práctica y, sobre todo, para que los turistas sepan que no están obligados a pagar absolutamente nada. Pero eso no ha frenado la avalancha de ‘gorrillas’ que se están congregando en la mencionada zona y que viven de una práctica ilegal en un espacio en el que el Ayuntamiento ha sido tajante y ha insistido hasta la saciedad en la gratuidad de esos aparcamientos, que no podrán ser regulados por nadie ya que si suprimieron la gestión de Impulsa en la mencionada Zona Naranja, no van a ceder el terreno a otros particulares para su explotación económica.
Por su parte, la Federación Provincial de Desempleados de Cádiz Feprodeca PM-40 ampara a algunas asociaciones formadas por parados mayores de 40 años que intentan también hacerse un hueco en las bolsas de aparcamientos que están dispersadas por El Puerto y en las que nunca hubo Zona Naranja. Y es que el tripartito prometió y permitió que estos ‘gorrillas oficiales’ uniformados y acreditados pudieran ejercer en estos terrenos a cambio de la voluntad de las personas, sin ninguna coacción. Asimismo, la playa de La Puntilla, la zona del Bar Tadeo en Valdelagrana, y una parcela municipal cedida por el Consistorio eran las zonas que iban a regularse, pero el equipo de gobierno se carga la zona naranja, llegan otros gorrillas’ y las multas llueven para todos. Por ello, semejante situación pone de manifiesto que esas promesas cayeron por su propio peso cuando la Policía Local comenzó a multar a destajo a todos los que estaban obteniendo algún beneficio económico de una zona pública. Esto hizo estallar a las asociaciones que en un principio obtuvieron como respuesta la posible conmutación de estas multas por trabajos sociales, algo que realmente redundaba a los directivos de Feprodeca quienes aseguraban que si se les estaba multando por trabajar cómo iban a pretender desde el Ayuntamiento ponerlos a realizar trabajos sociales. El colectivo acumula un desorbitado montón de papeles que reflejan las sanciones impuestas por La Policía.
En estos últimos días, la Federación ha llegado a un acuerdo verbal con el Consistorio en el que se supone que van a permitir que estos aparcacoches puedan estar en los mencionados terrenos, lejos de la Zona Naranja. Los que se empeñen en seguir haciendo negocio del terreno público seguirán siendo sancionados por los agentes.
Al hilo de todo ello, algunos ciudadanos aseguran que no pueden ir pagando a cada aparcacoches que se encuentran por las distintas zonas, por ello, los 'oficiales' tienen un ticket que permite aparcar durante todo el día sin necesidad de tener que dar otra colaboración monetaria.
Uno de los más antiguos aparcacoches de El Puerto es 'Joselito' quien lleva desde el año 1992 dedicándose a esto. Ahora, critica que la moda marque desempeñar esta labor. Antiguamente, tal y como refleja, esto se asociaba a personas con drogodependencia pero asegura que él siempre veló por llevar el pan a su casa de forma decente. A su vez, critica que el alcalde se lave las manos con el reparto de bolsas de aparcamientos, que puede provocar que personas mayores como él salgan malparados. Además recalca que todo ello provoca la aparición de los ‘gorrillas’ problemáticos que sí pueden coaccionar al visitante y desmerecen su trabajo.