El primer teniente de Alcaldía y responsable de Urbanismo, Movilidad y Memoria Democrátrica, Martín Vila, ha destapado la caja de los truenos en Cádiz al plantear un cambio en el nombre de las calles de la capital con patina franquista y, al mismo tiempo, rebautizar el estadio Carranza con otro nombre mas moderno y sin vinculación alguna con la dictadura. Vila reconoció al hablar de este asunto que era solo una idea y no estaba entre las prioridades del gobierno municipal que lidera, José María González.
El concejal ha cometido un error imperdonable al levantar una polvareda innecesaria sobre un asunto que no figura entre sus actuaciones más inmediatas. No tiene sentido anunciar algo que no se va a ejecutar, pero parece que a Vila, en su afán por justificar la existencia de la nueva Concejalía de Memoria Democrática, lo ha traicionado el susconsciente al reconocer algo que verdaderamente tiene 'in mente' sacar en breve. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, vinculada a Podemos, también ha anunciado este tipo de medida en la capital de España, pero se ha encontrado ya con un primer revés económico.
Según apuntan los primeros estudios, la iniciativa de Carmena saldría por unos seis millones de euros, ya que el cambio de nombre de las calles de Madrid implica también un largo proceso administrativo complementario. El primero que ha tratado de poner coherencia en este circo de propuestas, que solo demuestran una gestión atolondrada y carente de rumbo, ha sido el portavoz del PP en el consistorio, Ignacio Romaní, quien ha destacado que este tipo de anuncios son una cortina de humo del gobierno municipal para esconder la nula gestión al frente de la ciudad. Es probable que los gaditanos se pasen ahora todo el verano hablando del nuevo nombre del estadio en lugar de prestar atención a otros problemas de la ciudad. Quizás sea este el principal objetivo del equipo de gobierno, es decir, lanzar soflamas y esconder la realidad de una gestión sin pies ni cabeza.