Sin diálogo no hay acuerdos

La situación política del Ayuntamiento de Cádiz es extremadamente complicada. La falta de acuerdo repercute en la gestión diaria con una paralización más que evidente de la gestión diaria. El nuevo alcalde, José María González, ha olvidado que gobierna en minoría y necesita, por tanto, de la oposición para sacar adelante sus propuestas. Eso quiere decir que diálogo forma parte del vocabulario político. No puede imponer su criterio y pretender al mismo tiempo que la oposición bendiga sus medidas como si fueran palabra de Dios. El alcalde falla en las formas, quizás por inexperiencia, y falla también en el fondo, quizás por atolondramiento. El consistorio gaditano celebra mañana jueves uno de los plenos más importantes de la legislatura. Se trata del pleno que aprobará, si hay consenso, la nueva organización administrativa, los sueldos de la Corporación, las dietas y el número de asesores de los distintos grupos políticos. El alcalde convocó a los portavoces de la oposición con menos de 48 horas de antelación al plano y en una jornada maratoniana. Concedió a cada portavoz una hora para debatir los asuntos que elevará mañana al debate. La respuesta de los grupos de la oposición no se hizo esperar y argumentaron que no había tiempo material para leer y reflexionar sobre el paquete de medidas que el alcalde tratará en el Pleno. El nuevo regidor recibe así el primer portazo de la oposición antes de comenzar el partido por no cuidar su formas. La posible reducción de sueldos y dietas, de momento, no cuenta con el beneplácito del resto de grupos porque no ha habido tiempo de estudiar la letra pequeña. Lo ocurrido ayer en los despachos de San Juan de Dios es el reflejo de la gestión de un gobierno en minoría que, por ahora, no dialoga y prefiere iniciar los plenos sin el consenso previo. Las primeras propuestas del alcalde sobre el reparto de representantes en las empresas municipales también han contado con el rechazo del resto de partidos al considerar un reparto poco equilibrado.