El nuevo alcalde de Rota, el socialista José Javier Ruiz, puso ayer el dedo en la llaga en la inauguración de los nueve kilómetros de autovía entre El Puerto y Rota. La carretera se ponía en servicio después de seis años de obras y parones y con un retraso acumulado de cuatro años. Pero el regidor roteño fue más allá de lo puramente folclórico y dijo delante del consejero de Fomento, Felipe López, que el trazado estaba incompleto y, por tanto, era vital acabar con los cinco kilómetros que restan ahora hasta Rota. No le falta razón. La autovía acaba, percisamente, en uno de los principales embudos de la Costa Noroeste. Es un punto negro del mapa provincial de carreteras. Se trata del cruce de la carretera de Jerez con la A-491. En este punto confluyen tanto los veraneantes que vienen de Rota y de la urbanización Costa Ballena, amén de los de Chipiona, como los que llegan a las playas procedentes de la campiña de Jerez. El regidor roteño reconoció que la autovía no será eficiente hasta que no quede resuelto la totalidad del trazado y se salve con ello el polémico cruce de Jerez. De momento, la Junta no ha confirmado la existencia de presupuesto para continuar con los trabajos y parece que esta inversión no figura entre sus actuaciones inmediatas. El desdoble de la carretera A-491 a lo largo de nueve kilómetros ha sido un suplicio para los vecinos de las principales urbanizaciones portuenses. La obra se gestó en 2007, pero no fue hasta finales de 2008 cuando se adjudicó. Los trabajos comenzaron en 2009 y se paralizaron, por falta de presupuesto, en 2011, el mismo año en que debía estar inaugurada. La obra recobró de nuevo el pulso en 2013 y su construcción ha sido objeto de trifulca política, ya que las condiciones de circulación por su calzada durante los años que han durado las obras han sido especialmente peligrosas. Los alcaldes, la mayoría del PP, han protagonizado varias manifestaciones reclamando su terminación.