Qué somos huevones o leones? Así arengaba el personaje de Maxi a los otros varones que frecuentaban el bar de la serie 'La que se avecina'. Esos personajes que representan a esos hombres sin espíritu y que por más que lo intentan al final todo lo que hacen les suele salir mal, y terminan metiendo la pata. Y es que después del partido del Cádiz contra el Athletic B, un amigo mío desde pequeño, Luis Márquez, no pudo describir mejor lo que nos pareció el equipo amarillo. Si tras el partido de ida se les hubiese preguntado a los aficionados amarillos cómo describirían a nuestros jugadores todos sabemos cuál hubiera sido la respuesta.
Nos hubiese gustado que hubieran encarnado el papel de leones, pero más bien fue el otro apelativo el que se les puede poner debido al escaso fútbol que practicaron y al planteamiento defensivo que plasmaron sobre el terreno de juego. Se nos mostró un equipo incapaz de hacer una lectura positiva del partido y de saber responder al planteamiento mucho más ofensivo que hizo el filial del Bilbao, los cuales se mostraron como auténticos leones, no solo por el apelativo con el que se les conoce futbolísticamente, sino porque salieron a comerse al partido y a nuestros jugadores. Como resultado final solamente encajamos dos goles. Y digo 'solamente' porque visto el desarrollo del partido pudieron ser muchos más.
Al final, ese millar y medio de aficionados que se desplazaron hasta la ciudad del norte, recorriéndose España entera de punta a punta, sufrieron una vez más la decepción de ver perder a su equipo. Los cuales tuvieron que soportar las duras horas del viaje de vuelta con el mal sabor de boca de ver a un equipo incapaz de afrontar con garantías una eliminatoria en la que se jugaban, posiblemente, la vida y la continuidad de un club abocado permanentemente al fracaso.
Ahora toca volver a tirar de épica para la remontada, lo que me parece difícil ya que el equipo amarillo está obligado a marcar tres goles y que en ningún momento los vascos perforen el marco local. La verdad es que, tras lo visto en el partido de Bilbao, creo que no hay muchas esperanzas en que este equipo pueda lograr la remontada y que el año que viene los veamos en segunda división. Y todo ello, porque estos jugadores no han demostrado luchar por la institución que defienden, ni por todos esos aficionados que domingo si, domingo no, pueblan los asientos de ese estadio, de esa obra faraónica, que queda muy grande para los jugadores que defienden el escudo cadista.
Lo que tengo claro es que el domingo que viene volveremos a ver a unos leones en el estadio Carranza, y no me refiero a los jugadores del Cádiz, ni a los del filial vasco, sino a los aficionados cadistas que poblarán las gradas tiñéndolas de amarillo y que una vez más se transformaran en autenticas fieras apoyando a su equipo. Esa afición que como se suele decir, y creo que es cierto, no se merecen al equipo que tienen que defender. Esos aficionados que seguro que, aun cuando el domingo demuestren algún gesto de rabia contra el equipo, no tardarán ni cinco minutos en animar a los jugadores. A esos jugadores que, de momento, en lo que va de play off de ascenso a Segunda División lo único que han demostrado es que son, como dirían en la serie, «huevones, huevones».