La utopía choca con la realidad

Una de las promesas que hizo el nuevo alcalde de Cádiz, José María González, durante el pleno de investidura del pasado sábado fue que ningún niño de la ciudad se quedará sin desayuno o almuerzo en verano con el cierre de los colegios por vacaciones. Quizás el regidor se dejó llevar por la euforia y el entusiasmo del momento y no calibró que se estaba metiendo en un charco que no le correspondía. La intención es muy buena, pero otra cosa bien distinta es poder cumplir con ella. Las raciones de comida en los centros escolares públicos son una competencia directa de la Junta de Andalucía y es la Administración regional la que tira de su presupuesto para sufragar los comedores. Sin embargo, el alcalde gaditano ha querido ir más allá garantizando algo que no está en sus manos, salvo que las meta en la caja municipal para costear una competencia que es del Gobierno regional . Ayer mismo el colectivo Amigas del Sur, una asociación que pretende poner en marcha el programa de desayunos y almuerzos para 87 niños de Cádiz, se manifestó en la puerta del Ayuntamiento ante la negativa de la Junta a conceder la subvención pública para sacar adelante dicho proyecto. La Junta ha aclarado por activa y por pasiva que esta asociación no cumple con ningún requisito legal para asumir esta responsabilidad y percibir la ayuda económica. La patata caliente ha pasado al consistorio gaditano y es ahora su nuevo alcalde quien tiene que lidiar con un toro que no es suyo. Sin embargo, su promesa y su propio ideario le obligan a dar una respuesta, sobre todo, convincente. Pero lamentablemnte el resultado de este primer envite ha sido la creación de una de tantas mesas de trabajo que se forman en las administraciones para estudiar el caso. El nuevo alcalde se presentó a los gaditanos como un vecino más que quiere cambiar la forma de gobernar y solucionar los problemas más acuciantes de la capital, pero la realidad se impone a la utopía.