A l final todo se consumó. Tras días de especulaciones y de tiras y aflojas, el pasado sábado ocurrió lo que, desde las elecciones municipales, se venía previendo. Tras 20 años de mandato popular, el bastón de mando pasaba a manos de un alcalde distinto. Llegado el momento de la votación, aún cuando el líder socialista gaditano pidió que apartaran de él ese cáliz del apoyo, desde las alturas la voz de la 'Todopoderosa' Susana le obligó a apoyar al nuevo partido por razones desconocidas, ya que los designios de la presidenta andaluza son inescrutables para los mortales de a pie. Por lo que, al final, los votos del PSOE se sumaron a los de Por Cádiz si se puede, propiciando que el candidato José María González se alzara con la victoria, derrocando el 'Teofilatum' como el mismo bautizara a las dos décadas de mayorías absolutas de Teófila Martínez.
Cádiz se convertía en un nuevo Jerusalén político, y como si de un nuevo Mesías se tratara, y así se le ha bautizado por muchos, el candidato de Podemos apareció en el balcón de la Casa Consistorial acompañados de sus discípulos. Éste fue aclamado entre cánticos por sus seguidores a los que solo les faltaban las palmas y los olivos.
Llega el momento de las expectativas, de esperar y ver cómo se materializan las promesas electorales que se realizaron en campaña. De esas bienaventuranzas que durante sus mítines se han ido repitiendo, tales como «bienaventurado el gaditano que se marchó a buscar trabajo porque volverá a Cádiz a trabajar y podrá elegir el puente por el que entrar» o «bienaventurado el carnavalero, porque suyo será el templo de los ladrillos 'coloraos'». Tiempo de expulsar a los mercaderes del templo de la democracia y eliminar a esos fariseos de la vida política.
Tiene usted los primeros cien días de confianza para que vaya poniendo en marcha el programa que tiene pensado para nuestra ciudad. Cien días en los que el gobierno de la ciudad le irá haciendo pasar de la alegría del recibimiento del pueblo al flagelo continuo de la realidad de la ciudad que ha querido gobernar. De los problemas que acarrea el sentarse en el sillón de Salvochea, que también es el mismo que el de Aramburu y Cayetano del Toro.
Recuerde señor González que Cádiz es mucho más que Carnaval y fútbol, aunque en estos días parezca que en la ciudad no hay más vida más allá de la eliminatoria que tiene que encarar el Cádiz CF, o el anuncio de la vuelta al concurso de Martínez Ares. Es mucho más que verano y Caleta. Es una población que está esperando que usted cumpla con lo prometido
Pero estese atento porque el único Mesías que conozco, y reconozco, fue crucificado por los mismos que días atrás lo habían vitoreado a su llegada, que lo habían llevado en volandas por las calles de la ciudad. Por esos mismos a los que pretendía ayudar. Y es que en Cádiz podemos llegar a ser igual de particulares. Los mismos que hoy le aclaman, mañana no tendrán el más mínimo problema en destronarlo si no cumple con lo que ellos esperan, no les paga los recibos de suministros del hogar, no reciben la respuesta que esperan a la pregunta de «que hay de lo mío», o, simplemente, no los salude cuando se cruce con ellos por la calle. Esperemos que no tengamos que volver a oír aquello de «márchese señor González, márchese».
