Las decisiones, cuando se toman con el estómago, suelen acarrear pésimas consecuencias. Si no se apartan los prejuicios y se intenta tener la cabeza fría, al final se paga, se torna en desastre. En el PSOE de Cádiz están convencidos de que lo mejor para la ciudad no es, ni mucho menos, que José María González, 'Kichi', sea alcalde durante los cuatro próximos años. Lo saben y en los corrillos lo comentan abiertamente. De hecho, solo 18.000 de los cien mil votantes apostaron por él. Fran González y los miembros de su ejecutiva son perfectamente conscientes de que su programa es prácticamente irrealizable y que está lleno de quimeras, de sueños imposibles de materializar. Que no están preparados para gobernar. Sin embargo, pese a ello, ayer votaron a favor de su investidura. Y lo hicieron desde el complejo de saberse inferior a su otro oponente, el Partido Popular. Durante 20 años, el PSOE de Cádiz ha sido relegado a un papel insignificante. Y lo ha sido no porque Teófila Martínez haya ejercido su cargo con más o menos dureza, sin tener en cuenta sus propuestas. Lo ha sido porque así lo han decidido los gaditanos en las urnas de forma abrumadora durante cuatro elecciones seguidas. Mayorías absolutas para Teófila, entre otras cosas, porque no había alternativa. Por la incapacidad del PSOE para convencer a la gente. De hecho, han vuelto a fracasar en las urnas, logrando el peor resultado de su historia: tan solo cinco concejales de los 27 posibles.
Sin embargo, cosas del destino y de la democracia, se han encontrado un regalo inesperado. La oportunidad histórica de acabar con lo que han venido a denominar 'Teofilato'. La ocasión irrepetible de derrocar a su pesadilla política. Y la tentación pudo más que la razón. Decidieron, no por unanimidad, pero decidieron al fin y al cabo, que Podemos sea quien gobierne. Una decisión torpe políticamente, porque ahora tienen aún más que perder. Si pese a todo Kichi demuestra que realmente es una buena opción de gobierno, el PSOE habrá perdido definitivamente el voto de la izquierda. En las próximas elecciones corren el serio peligro de quedar ya como partido residual. Y si Kichi se estrella, será el propio PP quien se encargue de recordar que todo es por culpa de quien le aupó, de quien antepuso su interés político y su ánimo de venganza a los de la ciudad. El PSOE ha sido llave de gobierno. Ha gozado de la oportunidad de decidir quien manda. A partir de ahora su momento de gloria ha pasado. Ya solo puede ir a peor. A todavía peor.
Sea como fuere, ha comenzado un tiempo nuevo en Cádiz. Y como no podía ser de otro modo, lo ha hecho con fiesta y baño de masas. Ayer era el día de Kichi y le tocaba disfrutarlo. Pero mañana se acabó el folclore. Toca cumplir las promesas que le han llevado a donde está. Toca cumplir con todos sus vecinos. Los 18.000 que le votaron y los 72.000 que no. Es el momento de los hechos, ya no valen las buenas palabras.