Isabel Preysler, que una vez le preguntó a Miguel Boyer si había sido niño alguna vez, es una francotiradora sentimental: no le pone un ojo encima a un pobre. Solo le faltaba el Nobel. Dicen que se ha dado una oportunidad con Mario Vargas Llosa, que a sus 80 está en horas de darse la última. Tengo un amigo que está muy preocupado por si a los 70 le siguieran gustando igual las de 25, porque las de 25 tienen siempre la misma edad, pero él es cada vez mayor. Lo mismo les ocurre a los toreros, que el toro siempre tiene cuatro años y ellos, no. No siempre el futuro será peor. Miren si no a Don Mario, que habría conseguido lo imposible: estar con una mujer que es más joven que sus hijas. Que las de ella. En esto del amor en tiempo de descuento no hay reglas, para qué. Sí que existe una verdad casi absoluta: dada una edad, un varón hace lo mismo con una mujer que con tres: el ridículo.
Hay un momento en el que dos personas están para hacerse el desayuno. En Madrid circula una leyenda urbana recurrente en la que una serie de ancianos multimillonarios celebran una fiesta secreta de drogas y mujeres y, en la vorágine, a algunos les da un perrenque. En todas esas escenas aparecen una planta entera de un hotel de lujo, la selección mundial de las meretrices, a veinte por barba, o más, mucha coca, champagñe por bidones y toneladas de Viagra. La última vez que afloró el rumor loco de estas fiestas tribales fue para explicar el fallecimiento de dos de los peces gordos de la empresa española y el malestar de un tercero. En los mentideros de Madrid se imagina, no ya lo que es España, sino lo que debería ser, aunque sea desde un punto de vista literario.
En el centro de Madrid abren restaurantes en los que bordan la gallina en pepitoria y que tienen más túneles que la cueva de los Fraguel. Allí se sitúan escenas mitológicas como los romanos acomodaban los Campos Elíseos griegos en El Puerto de Santa María. He escuchado rumores de todas las parejas posibles, incluido el primer morreo de Adán y Eva. Cuentan que todo sucedió allí. Si se hace un esquema de la razón por la que se dice que suceden las cosas, casi todo tiene su origen más o menos remoto en el 'vamonó', como si España fuera una cama o un callejón. No todos esos lances son verdad, ni mucho menos, pero tampoco todos son mentira.
No sé si el mito de la orgía de jubilados, que es como el mito de la caverna en la España de los últimos 20 años, es verdad. Debería serlo, porque de sueños se vive. Por ejemplo, el sistema empresarial se ha sostenido a base de tipos que son capaces de quemarse los pelos del trasero en el despacho de un director con la creencia de que llegarán a ganar un millón de euros al año algún día. Ese sueño lejano, ese Aston Martin del jefe aparcado en el trabajo, subió el PIB de España en miles de millones. Ahora ya solo los ilusos, que cada vez son menos, creen que vayan a morir podridos de dinero, pero la leyenda del hotel y el mazo de putas sobrevive. La esperanza es lo último que se pierde.