Rajoy salió con un destello de tormenta en las pupilas y no dijo ni Pamplona. Apuntó a que hay que conectar más con el ciudadano, que es como ir a la guerra con el plan secreto de derrotar al adversario. Había ganado las elecciones y tenía toda la cara de haberlas perdido. Quizás andaba en la dirección correcta, pero en el sentido equivocado. Rajoy tiene los ojos hinchados. Las campañas embellecen, como el serum. Durante ese tiempo en el que sacerdotes jadeantes anuncian las proporciones de un mundo mejor, los candidatos se dan cierto aire de Nelson Mandela. Ahora ya parecen Berlusconi. Esta semana de frío interior, Madrid sonríe con plomo en las entrañas, que escribió Machado. Algunos creen que Manuela Carmena, que es una señora estupenda y lo mejor que le podría pasar a Podemos junto con el pequeño Echenique, va a convertir Madrid en Madridnaleda, como dice Javier Pérez-Cepeda. Emilia Landaluce ya ha percibido el pánico en el hoyo 19 del club de Campo por si fueran a convertir el 'green' en un huerto urbano. Yo pasé años esperando bajar por O'Donnell y ver que Botella le había puesto a la Puerta de Alcalá dos cortinones de toile de Jouy y nunca ocurrió.
Carmena quiere «devolver» la democracia a Madrid después de que la votaran democráticamente. «Nada pueden bombas, donde sobra corazón, ay, Carmena». Los poetas escriben sobre las flores; los locos se erigen en fundadores del polen. Antonio Miguel Carmona, -Ay, Carmona- que no teme encasillarse en el papel de guapo, un día en pleno ataque de fiebre me miró a los ojos muy serio en su despacho, mantuvo el silencio y me dijo: «Voy a ser alcalde de Madrid». Después de las elecciones, este tipo que se regatea hasta a sí mismo, dijo que había llegado a un acuerdo con Carmena, y Carmena, que no habían hablado. Asistimos a la ceremonia de la confusión. El PP, erigido en rompehielos de la estabilidad, se ha propuesto acuerdos al estilo de Aguirre; se hace así: el martes propone un pacto contra Podemos y ayer, propone a Podemos un gobierno de concentración.
Miren qué sindiós. Saltan las barreras los banderilleros y vuelan los capotes al aire del caos. ¡Alehop! En Cádiz, el PSOE que dijo que no daría su apoyo a gobiernos de Podemos, secundará la candidatura de 'Kichinger', la parte masculina de los 'Clinton' de Cádiz. Lo más florido de esta huerta es el berenjenal de Podemos en lucha constante contra su propia hemeroteca. Ahora, para terminar con el bipartidismo, pactarán con el PSOE que es como aliarse con Satán para enfriar el infierno. Condiciones. ¿Qué son condiciones? Para actuar necesitan el poder, como todos. Son como todos.
Dice Javier Villán, que escribe tan bien, que a Madrid todos venimos en busca de un lugar al sol: «los aldeanos de Castilla para escapar del arado, los poetas con un manojo de metáforas bajo el brazo; periodistas cabalgando sobre viejas linotipias en desuso, pintores con el paisaje de sus tierras en la retina. Luego lo pasamos todo por el cielo velazqueño de Madrid y eso es la gloria». Cada cual busca su sitio, lo que humanamente es muy comprensible y, políticamente, un absurdo, pues implica movimiento camuflado, mentira, traición y emboscada. «Ahora vamos a hacer política», dicen todos. Lo de antes era tirar un córner.
