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La ciudad de las promesas por cumplir
Actualizado: 11:54

elecciones municipales 2015

La ciudad de las promesas por cumplir

Día 16/05/2015 - 11.54h

La campaña se endurece en una localidad en la que la Alcaldía está en el aire

En una ciudad de 82.298 habitantes (según los últimos datos poblacionales de 2014), conviven 146 asociaciones de vecinos, 41 asociaciones sociales, 63 entidades culturales, 30 ONG, 81 agrupaciones deportivas, 15 entidades de mujeres y 33 asociaciones de salud. Considerando que cada entidad tenga una media de 20 asociados (y eso es mucho suponer, porque la mayoría son más numerosas), uno de cada 10 chiclaneros forma parte de una asociación. Tal es la fuerza del tejido asociativo en la localidad del sol, la playa, las vides y las casas irregulares que incluso una asociación de vecinos fue capaz de mutar en partido político, presentarse a las municipales de 2011 y sacar dos concejales: el PVRE. Eso por no hablar de las asociaciones que se superponen, que se subdividen y fraccionan, cual núcleos en fisión para configurar una amalgama de agrupaciones cambiante.

«Chiclana es un pueblo activo, emprendedor y luchador», resalta José Luis Troitiño, comerciante del Mercado. Y asociaciones son posibles votantes, ya agrupados de serie, a los que poder convencer en conjunto, no por separado. Quizás por eso, volverán a ser clave en las elecciones municipales que vienen. También por eso, cualquier candidato que verdaderamente pretenda sentarse en el sillón de alcalde ya ha visitado, halagado y prometido (incluso firmado un acuerdo previo) a más 10 o 20 asociaciones. Mención aparte merece la proeza del candidato socialista José María Román que dice que desde hace meses se vienen reuniendo con unas y otras y calcula haberse sentado con unos 2.000 electores. Será porque sabe el momento crucial que se juega en unas elecciones en las que el chiclanero podrá escoger el próximo 24M entre 9 papeletas posibles. Ernesto Marín (PP), José María Román (PSOE), Ana Rodríguez (IU), Marisol Ayala (PVRE), Adrián Sánchez (Ganemos), José Pedro Butrón (Sumemos), José Luis Velázquez (DIPA), Daniel Martín (Por Chiclana Sí Se Puede) y Roque López (PA) son los nombres que encabezan la lista. Casi nada.

Sin embargo, esta partida volverá a jugarse a cara o cruz, o lo que es lo mismo PP o PSOE. Pero quizás para que la moneda caiga de un lado o de otro haga falta un empujoncito de algunas de las otras siete fuerzas políticas. Porque la fragmentación del voto y, con ella, del Salón de Plenos se da por hecha y los pactos o acuerdos de investidura se escuchan ya por los pasillos del Ayuntamiento. Ante sí, el PSOE tiene la oportunidad de recuperar el sillón que ha sido suyo durante más de 30 años. Atrás quedan tiempos duros, toda una travesía en el desierto con un partido que salió de las Municipales de 2011 derrotado y dividido.

Ahora Román apela al 'ubi sunt' o lo que es lo mismo: ¿Donde está esa Chiclana lustrosa que mi partido construyó? Máxime cuando estos cuatro años el ahorro se ha llevado hasta el último agujero del cinturón del Consistorio. Precisamente, es ese saneado y esclarecimiento de cuentas y «facturas en los cajones» de lo que más presume el PP de Ernesto Marín. Con su llegada al poder, la economía municipal se hizo más transparente, se ajustaron deudas y pagaron facturas. Pero también el Ayuntamiento perdió esa cara amable de subvencionar con facilidad cada verbena, concurso o actividad vecinal y asociativa.

El duro ajuste fue carne de presa para la oposición que ha sabido agarrarse a eso e importantes fracasos, como la no ejecución en plazo del PGOU, la incapacidad para conectar a la red las viviendas del diseminado que ya tenían las tuberías en las puertas de sus casas o la crisis motivada por la contaminación de los acuíferos. De entrada, encuestas, sondeos y sentir ciudadano parecen ver al PSOE de vuelta a la Alcaldía. Hay quien lo cuenta con entusiasmo y quien lo reconoce con resignación como la evidencia que se viene. Es el caso del viticultor Manuel Manzano que aunque no se decanta por ningún partido, apunta la necesidad de ayudas a su sector porque entre unos y otros, «la casa está por barrer». «Le pido al que venga que haga más por Chiclana», recalcó. Por su parte, Ernesto Marín (a quien la imputación en el caso Muriano ha supuesto un duro golpe de imagen) defiende que para arreglar lo que se encontró «su proyecto necesita ocho años».

Cambio de prioridades

Y en todo este contexto, las necesidades del ciudadano parecen haber mutado de 2011 a ahora. En aquel momento, la gran preocupación que viven los propietarios de 50.000 casas irregulares en el diseminado fueron capaces de hacer honda mella en el PSOE y aupar al Pleno a dos concejalas venidas de un partido creado exprofeso para la regularización. Cuatro años después (y, por cierto, sin el objetivo cumplido) el PVRE parece desvanecerse mientras los ciudadanos alteran su lista de prioridades para colocar al desempleo en el número uno de sus preocupaciones. Aunque en los últimos meses las cifras han bajado, en la actualidad aún hay 12.476 sin empleo en la localidad. Una cifra escandalosamente alta y muy ligada a la estacionalidad del turismo. «La desconfianza es general, el pueblo está con la psicosis del paro», explica Troitiño.

Así las cosas, no será de extrañar que el que mejor llegue al votante con promesas vinculadas al empleo incline la balanza a su favor. Todo ello, cuando todos los partidos (hasta el DIPA con su esperpéntico lema «Chiclana va bien. Y un carajo») mueven al voto. Ya en 2011, el descontento movió a bajar las abstenciones de 56.36% de 2007 al 47.66% de 2011. Está por ver si el descontento del presente, relacionado con los recortes, la falta de empleo y la atomización de partidos, lo hace bajar aún más.

Precisamente, es esa atomización política la que inclinará la balanza. Si bien los sondeos parece que devuelven la Alcaldía a los socialistas, nadie tiene la victoria clara consigo. La más que probable ausencia de mayoría absoluta (gane quien gane) se da casi por segura. Se llevará el gato al agua la formación más votada que consiga pactar con formaciones que parece que entrarán en el Pleno, como Por Chiclana Sí Se Puede (Podemos) o Ganemos. Tampoco se pueden descartar sobresaltos de los que ya tienen experiencia los chiclaneros, como ese cuatripartito que sentó en la misma mesa a PP e IU, entre otras fuerzas, por arrebatarle la Alcaldía al PSOE. Nadie dijo que la política fuera fácil. Y en Chiclana parece casi una profesión de riesgo, al menos coronario. A ver quién es capaz de ponerle el cascabel al gato.

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