Homeostasis

La capacidad que tienen los organismos para estar siempre estables internamente y responder a los estímulos externos

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ABC Bienestar

La homeostasis es la capacidad que tienen los organismos para estar siempre estables internamente y responder a los estímulos externos. Es decir, es una forma de equilibrio dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos.

Uno de los ejemplos más claros de homeostasis es la regulación de la temperatura corporal y el equilibrio de fluidos, manteniéndose dentro de ciertos límites preestablecidos (rango homeostático).

Otros mecanismos homeostáticos conocidos en el ser humano y otros mamíferos son los reguladores que mantienen constante la composición del 'ambiente interno': el control del pH y de las concentraciones de sustancias como el sodio, potasio, glucosa, dióxido de carbono y oxígeno.

Homeostasis de la temperatura

La temperatura de los seres humanos es de 36,6-37,5° y nuestro organismo trabaja para que esta esté siempre estable. En momentos en los que estamos haciendo ejercicio la temperatura de nuestro cuerpo aumenta porque el calor de nuestros músculos es mayor. Así que la homeostasis entra en funcionamiento para oponerse a estos cambios.

Para mantener la homeostasis se suelen usar ciclos de retroalimentación negativa , así que, si la temperatura de tu cuerpo es demasiado alta, se pondrá en marcha un ciclo para volver a disminuirla hacia el valor de referencia (en el caso del cuerpo humano 37°). Para ello se mandará una señal al cerebro y este enviará la correspondiente orden a las glándulas sudoríparas para que empiecen a expulsar sudor y que de esta forma no se siga sobrecalentando el cuerpo.

Es muy importante mantener la temperatura de los seres humanos estable, porque en el momento que esta aumente o disminuya unos grados implicará que muchos de nuestros órganos empiecen a fallar e incluso pueda ser letal.

Algunos ejemplos de retroalimentación negativa, además de la temperatura corporal, son la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio, el pH de la sangre y la concentración osmótica de los fluidos corporales.

También existe la retroalimentación positiva , aunque es mucho menos común que la negativa, pero no deja de ser muy importante en numerosos procesos tales como la coagulación de la sangre, la generación de señales nerviosas (concentración de sodio hasta generar el potencial de acción), los estrógenos y la ovulación, la lactancia y las contracciones del parto.

Origen de la palabra homeostasis

La palabra homeostasis proviene del griego; procede de la palabra 'homoios', que significa 'mismo o similar', y 'estasis', que quiere decir 'estabilidad'.

El término en concreto fue acuñado por el fisiólogo estadounidense Walter Bradford Cannon, en 1929. Con este término, el estudioso no se refería a algo estático, sino a algo que varía dentro de unos límites ajustados y precisos.

Bradford Cannon, se inspiró en el fisiólogo francés Claude Bernard que en 1859 dijo que todos los mecanismos vitales, por más variados que sean, no tienen otro objetivo más allá de mantener las condiciones de estabilidad del medio interno.

En definitiva, para que un organismo sobreviva tiene que tener la temperatura, la acidez y la concentración de oxígeno controlados con absoluta precisión y eso es la homeostasis.

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