Por qué a veces puede ser más beneficioso perder que ganar a toda costa
La psicóloga Elena Huguet, del equipo de 'En equilibrio mental', explica por qué en conviene aceptar que, aunque duela perder o no alcanzar nuestros objetivos, después nos sentiremos liberados y frenaremos las consecuencias negativas que ya estamos viviendo
La falacia del costo hundido , que parte del estudio realizado en 1979 por Kahneman y Tversky, hace referencia a un autoengaño de mucho impacto en nuestras vidas y cuyo estudio no solo interesa a la psicología sino también a la economía porque conecta con un aspecto que cuesta mucho aceptar: a veces puede ser más beneficioso para nosotros perder que ganar a toda costa sin mirar las consecuencias.
¿Cómo funciona este sesgo cognitivo o atajo mental? Lo que hace en nuestra mente es que magnifiquemos el valor de un proyecto, idea o relación relevante del pasado, que ya es irrecuperable, para mantener viva la idea de este proyecto y no asumir la pérdida . En ese momento, el sesgo nos impide tomar decisiones racionales debido al apego que nos vincula a esa situación o a la resonancia emocional que tiene para nosotros aceptar la pérdida, en lugar de tener en cuenta las consecuencias negativas que nos puede reportar mantenernos en esa situación.
Esto se debe a que, en general, una vez hemos invertido mucho esfuerzo personal en un proyecto, no queremos desechar lo invertido, aunque sepamos que no nos va a llevar a buen puerto. Los economistas hablan de que la idea de perder es más fuerte que la posibilidad de ganar. Es decir, el valor negativo de perder 500 euros es mayor que el valor positivo de ganarlos.
Podemos además ver este sesgo en problemas más cotidianos como continuar leyendo un libro malo porque no queremos dejarlo a medias y asumir que nos hemos equivocado o, por ejemplo, terminarnos el postre casero que ha quedado fatal solo por las 4 horas que hemos invertido preparándolo en la cocina.
Sin embargo, este sesgo también se da en situaciones más problemáticas que involucran dinero, como es el juego patológico . Aunque en el juego hay muchas más variables relacionadas, aquí este sesgo hace referencia a la idea de no poder dejar de jugar porque ya se ha perdido demasiado dinero y se necesita recuperar parte de la inversión. Por tanto cabría decir que es este sesgo y el hecho de no querer aceptar la realidad de la pérdida el que hace que algunos jugadores patológicos sigan jugando y empeorando la situación.
A veces hay que asumir que, aunque duele aceptar que no hemos alcanzado nuestros objetivos, nos vamos a sentir más liberados y vamos a frenar las consecuencias negativas que ya estamos viviendo si lo hacemos. Una manera de reconocer este comportamiento para evitar actuar bajo su influencia es hablarlo con alguien que no esté en nuestra misma situación (no vaya a ser que también esté actuando bajo este sesgo) y que nos ayude a ver la situación con perspectiva.
Por tanto, te animo a que dejes esa serie de 13 temporadas que no te gusta nada pero que sigues viendo porque te han dicho que en la séptima se hace interesantísima, y empieces una serie o hagas cualquier otra actividad que realmente te apetezca. Recuerda que enfrentarse a aceptar los errores y buscar nuevos objetivos más reconfortantes puede ser liberador.
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