Por qué se siente un extraño vacío al comenzar las vacaciones
Las personas que perciben la falta de actividad constante como una pérdida de tiempo pueden sentir una sensación de vacío o aburrimiento en el arranque del descanso estival
La vacaciones estivales deberían ser un periodo de descanso y desconexión que permita volver a la rutina con las pilas cargadas. Sin embargo, en la sociedad de la hiperconexión a algunos trabajadores les resulta difícil soltar las riendas y dedicar su tiempo libre a no hacer nada o, al menos, a no estar pendiente del trabajo. Y lo cierto es que no son pocos. Según el estudio 'What Workers Want 2020', realizado por la consultora Hays, más de un 53% de los trabajadores confiesan ser incapaces de dejar de trabajar y conseguir una desconexión completa durante el periodo vacacional.
Así, todas esas personas hiperocupadas e hiperconectadas sienten estados de ánimo relacionados con el aburrimiento , la sensación de vacío y la pérdida de tiempo durante el comienzo de sus vacaciones pues, conscientemente o no, consideran que la falta de actividad constante es algo negativo.
Esta concepción de pérdida de tiempo es fruto de una sociedad sometida a una sobreestimulación constante que desemboca en una aversión al tiempo libre y al aburrimiento. De hecho, son numerosos los estudios científicos que muestran las dificultades a las que se enfrenta el cerebro cuando tiene que desconectar después de llevar meses de estrés continuado. Tal como explican los psicólogos del equipo de TherapyChat , cuando el cerebro comienza a liberarse de esta sensación de agobio (actividad constante y carga de trabajo) y se dispone a descansar se produce un reequilibrio de su sistema dopaminérgico : se libera la dopamina que antes retenía. Y este proceso de regulación, que será diferente en cada persona en función del nivel de estrés al que haya estado sometido, es la explicación al estado de ánimo que sufren algunas personas en el arranque de las vacaciones: una sensación de vacío, malestar y búsqueda constante de cualquier actividad que les permita rellenar su tiempo.
Puede también manifestarse en forma de ociofobia o miedo a no tener algo que hacer, tal como explica el psicólogo Moisés Suárez, del equipo de Mundopsicologos.com. Esto se puede dar en aquellas personas influenciadas por un pensamiento de excesiva productividad y eficacia que les lleve a anteponer sus logros y éxitos a su felicidad. Aunque los más expuestos a padecer este tipo de pensamiento suelen ser quienes diariamente tienen más responsabilidades o quehaceres, el experto explica que puede afectar a cualquier persona ya que, según aclara, lo que manifiesta este perfil es la necesidad de asumir el control y buscar nuevas tareas cuando percibe que va a tener ratos libres o cuando interpreta que su tiempo no está planificado.
Desconectar para reconectar
Sin embargo, descansar y aislarse del trabajo en las vacaciones resulta fundamental no solo para desconectar y disfrutar de otras actividades diferentes a las habituales, sino también para generar nuevas ideas y nuevas conexiones sinápticas en el cerebro.
La mayoría de estudios coinciden en que, desde un punto de vista biológico, el descanso cerebral proporciona un aumento de la flexibilidad cognitiva , una reducción del estrés crónico y un impulso del pensamiento productivo y creativo . Así, tal como contaba recientemente el psicólogo Tomás Navarro en un artículo para ABC Bienestar, tras unas semanas de vacaciones se vuelve más inspirado, creativo y entusiasmado que nunca . «Me encanta mi trabajo pero no por ello soy inmune al desaliento, a la fatiga o al cansancio», confesaba.
Eso sí, para que sean efectivas y regeneradoras, deben contribuir a liberarnos del estrés de la rutina del trabajo. Estas son, según los psicólogos de TherapyChat, las claves para dar al cerebro el descanso que necesita:
1. Realizar una desintoxicación digital y desconectar de las plataformas que nos vinculan al trabajo, intentando fomentar aquellas actividades que sean más creativas: hay que evitar estar pegados al teléfono móvil contestando mensajes y llamadas, estar constantemente pensando en la cantidad de trabajo que hay que hacer cuando se acabe el periodo vacacional y evitar continuar tareas que hayan quedado pendientes.
2. Planificar actividades agradables que no se suelan hacer durante el año por la falta de tiempo y darle prioridad al espacio de ocio personal.
3. Ralentizar los ritmos habituales : levantarse más tarde, dormir la siesta, leer, etc. Y, en general, llevar un estilo de vida más pausado que nos aleje de los horarios y de las dinámicas propias del ajetreo laboral.
4. Improvisar , ser más flexible, salir de la rutina, disfrutar del aquí y ahora sin pensar en el trabajo, ser flexible, desbloquear la mente y apreciar las pequeñas cosas que se pasan por alto cuando no hay tiempo.
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