Psicología

Lo que pasa cuando descubres que la persona tóxica eres tú

Las personas tóxicas son vampiros de la energía y bienestar emocional, y puedes ser tú mismo

¿Soy una persona tóxica? Adobe Stock
Melissa González

Melissa González

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Una de las muchas labores de un psicólogo es enseñarnos a identificar a las personas tóxicas para así impedir que nos hagan daño y alejarnos de ellas, pero cuando compramos los libros de autoayuda y nos empapamos de conocimiento para no permitir que nos dañen, no se nos pasa por la cabeza que quizá la persona tóxica es uno mismo. Nos encanta tachar de malos comportamientos los ajenos pero, cuando hay que mirarse el propio ombligo, muchas veces no somos capaces de reconocer que nosotros también podemos tener actitudes tóxicas.

Las relaciones sociales son parte de nuestra naturaleza humana y nuestra estabilidad emocional y psicológica atraviesa por habernos desarrollado en entornos de crianza alejados de relaciones familiares tóxicas , y que nuestras relaciones personales entre iguales sean lo menos dañinas posibles.

¿Quién es una persona tóxica?

Laura Marlasca, psicóloga de Cepsim Psicólogos , podemos decir que una persona es tóxica cuando su modo de ser, de estar, de relacionarse consigo misma y con el exterior y su modo de ver el mundo en general «es directa o indirectamente perjudicial, dañina, patológica y agresiva». Según la experta, en qué lugar se colocan estas personas dentro de sus relaciones y cómo son «afecta al desarrollo psicológico, emocional o social de quienes entran en contacto con ella» dentro de cualquier relación, ya sea personal, laboral, familiar o de pareja.

Las principales características de la comunicación y conducta de las personas tóxicas , o que les hacen serlo en relación con los demás son:

- Ausencia o distancia emocional : «No atienden a las demandas y necesidades del otro, a no ser que coincidan con las suyas», indica Laura Marlasca.

- Manipulación/chantaje emocional : Tal como dice la psicóloga, las personas tóxicas utilizan al otro para su propio beneficio de forma que sus necesidades quedan invisibilizadas y no son cubiertas: «Se colocan en posiciones de víctimas, generando culpa, inseguridad y confusión».

Además, usan la discusión, las comunicaciones con agresión directa o indirecta, donde aparezca o pueda llegar a darse el menosprecio y no reconocer la valía de las personas con las que está, apoyándose en la ironía, la mofa o burla. «Esto impide un espacio de comunicación seguro en el que las otras personas puedan expresar sus opiniones, vivencias e ideas. Generan vulnerabilidad, inseguridad, desprotección», cuenta.

Por tanto, son personas rígidas y autoritarias que ponen en escena conductas abusivas ya que no permiten una negociación o dan su brazo a torcer. Con sutileza o de manera más clara, «subyace de sus mensajes amenaza con el abandono», desamparo. También, según la experta, ponen en cuestión las capacidades de los demás con el objetivo de establecer relaciones que les hagan ser necesarios, «fomentando el sentimiento de inutilidad y dependencia».

«Son controladoras y desconfiadas porque revisan a través de preguntas si les están diciendo la verdad o no están siendo sinceros con ellas. Entre sus características, también se encuentra que proyectan sus emociones de malestar, frustración e incapacidad en las personas con las que conviven y no permiten que estas disfruten y se diviertan si ellas no sienten nada que les haga disfrutar, relajarse o divertirse», comenta Laura Marlasca.

Dejar de ser tóxico

Se puede dejar de ser una persona tóxica haciendo un trabajo de identificación y análisis amplio y profundo que nos permita darnos cuenta de por qué nos relacionamos de este modo y no desde el respeto, la igualdad, la colaboración, la negociación y la expresión y petición de intereses y necesidades. Para llegar a tener relaciones sanas y satisfactorias con los y las demás, dice Laura Marlasca que tenemos que conseguir tener una buena relación con nosotros mismos : «Probablemente será necesario el apoyo de nuestro entorno y que ese camino lo hagamos acompañados de profesionales que nos ayuden y acompañen, puesto que los procesos emocionales son complicados ».

Si después de leer las líneas anteriores, identificas en ti o en alguien cercano varias de las actitudes, podríamos estar hablando de una «persona potencialmente tóxica».

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