Psicología
¿Por qué estoy siempre tan estresado?
Nuestras propias expectativas e imposiciones son muchas veces la causa de nuestros nervios
El estrés es ya nuestro pan de cada día. El trabajo, la familia, nuestra pareja o incluso el tiempo libre, o mejor dicho, la falta de él, van generando conflictos que muchas veces no sabemos cómo resolver. Pero, ¿y por qué estamos tan estresados ? «Un horario demasiado apretado, problemas en nuestras relaciones, tanto personales como laborales, o sobretodo la percepción del grado de motivación y de exigencia que tenemos» enumera la psicóloga Cristina Pérez Simón, coordinadora de Siquia, como algunos de los mayores «estresantes» a los que nos enfrentamos en el día a día.
Pero, debemos tener en cuenta que, aunque sean comunes, las causas del estrés no se pueden reducir a lo individual. «Dependen de cada persona, de los recursos de los que nosotros percibimos que disponemos para afrontar las diferentes situaciones y de nuestra comprensión del mundo », apunta la psicóloga. «Cómo debe ser un jefe, cómo debe ser mi pareja o cómo debería comportarse el conductor que tenemos delante, esa manera diferente de percibir las cosas es la que determina los «estresantes» que tenemos», añade.
No solo influye nuestra percepción del mundo, sino que un factor esencial a la hora de poder analizar la causa de nuestro estrés es asumir que muchas veces es un fenómeno casi intrínseco de la sociedad en la que vivimos. «Ahora le damos mucho valor al desarrollo profesional , pero también queremos llegar a todo», apunta la psicóloga y continúa: «Queremos ser buenos padres, buena pareja, grandes profesionales, y obviamente nuestro tiempo es limitado. Es complicado conciliar todo y eso genera más estrés».
Incapaces de desconectar
También, amparado en la época en la que vivimos, el uso que hacemos de la tecnología afecta a nuestro nivel de estrés. Por un lado, está la incapacidad de desconectar , pues llevamos todo el día encima el móvil, muchas veces una herramienta de trabajo más. «Aunque se piense que, por ejemplo, si llegan mensajes relacionados con el trabajo al móvil no vamos a leerlos, con que solamente suene el móvil ya nuestra mente ha dedicado un segundo a pensarlo y hemos perturbado nuestra calma», opina Pérez Simón.
Por otro lado, está el uso que hacemos de la tecnología como herramienta de evasión, lo que crea una paradoja. Tal como explica la psicóloga, muchas veces con el objetivo de abstraernos recurrimos al móvil, pero no hacemos nada concreto, y se pasa el tiempo sin que nos demos cuenta. Comenta que «dedicamos tanto tiempo a la tecnología» que terminamos perdiendo el poco tiempo libre del que disponemos, lo que hace «que sintamos que hemos perdido nuestra tarde, y por ello el nivel de estrés se incrementa».
Ignorar la presión y estrés que sentimos no es la manera de deshacernos de ello. Argumenta Cristina Pérez Simón que el aprender a «disminuir la sensibilidad» con la que nos afectan las cosas tiene dos caras. En parte puede ser positivo, dado que nos permite aumentar eso que llamamos resiliencia . «Esto ayuda a que, si nos vuelve a pasar algo parecido, pueda ser menos intenso y nos ayude a tener un aprendizaje mayor». Pero, por otro lado, ese «pensamiento de que podemos con todo» puede ser perjudicial, porque «es imposible no fallar nunca, y hay que entender que no pasa nada si se falla o no se llega a todo».
¿Qué debo hacer si estoy estresado?
No ignorar cómo nos sentimos, ser conscientes de las inquietudes que portamos, es clave para poder combatirlo. «Lo primero es identificar la causa que nos genera este estrés», aconseja la profesional. «A continuación debemos tomar conciencia de cómo nos sentimos , qué está pasando en nuestro cuerpo y mente», continúa explicando y comenta cómo muchas veces donde más se siente el estrés es en el cuerpo, que se manifiesta en lo que llamamos ansiedad.
«Al identificarlo ya hemos andado un 50% del camino, lo reconocemos y muchas veces somos conscientes de la tontería que nos está causando este estrés». «De esta manera conseguimos relativizar el valor y darle el que realmente tiene. La mayoría de las causas son opiniones de alguien, comentarios, juicios de valor , que no dejan de ser opiniones, no verdades absolutas», concluye la psicóloga.
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