Esto es lo que pasa si tenemos un favorito en el trabajo o en la familia
El psicólogo Tomás Navarro explica qué es el «sesgo del preferido», una de las claves que aborda en su último libro 'Piensa bonito', cuyas principales ideas comparte cada 15 días en ABC Bienestar

Carlos es el preferido de su madre. Haga lo que haga Carlos, su madre siempre tiene una palabra amable y de reconocimiento con él. Carlos lo sabe y se dedica a alimentar su leyenda. También, para ser honestos, se aprovecha bastante de la situación. Carlos sabe que su madre se lo disculpa y justifica todo. María es la hermana de Carlos. Con ella la unidad de medida es completamente diferente. Haga lo que haga parece no tener mérito para su madre, incluso cuando sus logros son mucho mejores que los de Carlos. María no tiene la admiración incondicional de su madre, lo que le provoca mucho sufrimiento .
Clara se pasa el día explicando todos sus logros y excelsas victorias a los cuatro vientos por toda la empresa. La verdad es que pasa tanto tiempo dándose autobombo que alguien tiene que hacer su trabajo y ese es Ramón. Ramón no tiene tiempo para nada más que para trabajar. Es muy eficiente . Súper eficiente, pero invierte poco tiempo en dar visibilidad a sus logros. Ramón siempre ha tenido una actitud humilde, se ha centrado en ayudar a sus compañeros y en hacer su trabajo lo mejor posible. A Ramón no le pasan ni una. A Clara la adoran. Ramón, a veces, piensa en pasarse al lado oscuro, el del autobombo, el de trabajar menos, aparentar más y codearse con los jefes .
Ana necesita ayuda. A sus sesenta años ha contraído una enfermedad degenerativa que la ha postergado en una silla de ruedas. Ha ido a vivir a casa de uno de sus hijos y cuenta con la ayuda de dos personas. Luisa le ayuda por las mañanas. Es encantadora, trabajadora, animosa y responsable . Ángela le ayuda por las tardes. Se pasa el rato mirando el teléfono y hablando con Felipe, el hijo de Ana. Felipe se enfada cada vez que Luisa le pide permiso para comerse una pieza de fruta a media mañana. El mismo Felipe disculpa y justifica que Ángela entre a la cocina y se sirva una copiosa merienda sin pedir permiso a nadie. Para Felipe, nada de lo que haga Luisa estará a la altura de lo poco que -aparenta- hacer Ángela.
¿Eres víctima o protagonista?
Quien más, quien menos ha sido testigo, víctima o protagonista del sesgo «del preferido» . La verdad es que la cosa cambia -y mucho- si eres la víctima o el protagonista , pero ¿qué os parece si analizamos qué hay detrás del sesgo del preferido?
Cuando conocemos a una persona solemos hacernos una imagen de cómo es. Una vez cerrada esa imagen no solemos cambiarla. Tengo que decir que somos bastante malos analizando a las personas y que nos guiamos por inputs erráticos e indicios poco fiables. Es más, basta con que una persona de confianza nos diga que podemos confiar o no en determinada persona para que nosotros sigamos su criterio a pies juntillas.
Además, tenemos preferencia por las personas que se parecen a nosotros o que creemos que se parecen a nosotros o que son capaces de hacernos creer que se parecen a nosotros. ¿Has visto que sencillo que resulta para una persona ganarse tu confianza? Tan solo tiene que contar con el apostolado de algún amigo tuyo, hacer ver que comparte tus mismas prioridades y gustos y adularte un poco.
A partir de aquí ya sabemos cómo funciona el resto. La persona preferida es disculpada de todo y somos capaces de justificarlo todo antes que asumir que nos hemos equivocado en nuestro juicio y somos más indulgentes, compasivos y empáticos con nuestra persona preferida.
Además solemos ser menos exigentes , le proporcionamos más ayuda y le prestamos más atención a la persona preferida. Y, si por un casual, esa persona preferida nos fallara de manera tan evidente y estrepitosa que no hubiera por donde cogerlo o justificarlo, siempre aplicaríamos la máxima de la excepción, algo así como un argumento parecido a este: «Pobrecito, imagínate cómo lo debe estar pasando para tener que hacer lo que ha hecho. Además, posiblemente haya sido culpa de fulanito o menganito». Sí, haga lo que haga quedará disculpado.
Si me permites un apunte final, el sesgo del preferido es muy peligroso. En primer lugar porque estás provocando dolor al resto del equipo, hijos o compañeros de trabajo, un dolor que provocará que el talento se marche y que te quedes con la mediocridad, que el trabajador se canse y que el honesto se aleje de ti y te quedes rodeado de manipuladores y mentirosos.
Y en segundo lugar porque pone en una posición muy vulnerable al padre, jefe o entrenador, en la que, en realidad, está siendo un incauto en manos de un hábil manipulador.
Ahora ya lo sabes, presta especial atención al sesgo del preferido para poder tener una vida más bonita.
¿Has vivido en primera persona lo que te estoy contando?
Noticias relacionadas