Psicología
Cómo actuar con el compañero de trabajo que no reconoce sus errores
Descubrimos con el psicólogo José Miguel Sánchez las señales para identificar a jefes y compañeros que no asumen sus errores, el coste de tenerlos en el equipo y lo que debemos hacer ante esta situación
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Decía Albert Einstein que una persona que no cometió un error, nunca intentó nada nuevo. De hecho, una de las cosas que tienen en común las personas a las que más les suele costar reconocer sus errores es su miedo a asumir riesgos y su visión del error como un fracaso , en lugar de verlo como un aprendizaje. Según explica José Miguel Sánchez , «motivational speaker» especializado en psicología del trabajo, son individuos que, en general, no quieren salir de su zona de confort y que prefieren no arriesgar aunque sepan que no van a evolucionar con esa actitud.
Otro de los perfiles al que le cuesta reconocer un error es aquella persona que considera que lo sabe todo y que cree que no puede permitirse equivocarse. «Esas personas harán todo lo que esté en su mano para que el error no se les pueda achacar a ellos: mentir o incluso culpar a otros si lo consideran necesario», añade.
Una de las razones que explica este comportamiento (tanto el de que no quiere salir de su zona de confort como el del que cree que lo sabe todo) es que algunas personas confunden el hecho tangible de cometer un error con la interpretación psicológica de «fracaso». Pero esto, según comenta el psicólogo, solo se da en las personas influenciadas por la inseguridad que les genera tener la sensación de que no hacen las cosas como se espera de ellas.
Señales para identificar al que oculta sus errores
Sus palabras le delatan. De hecho, el experto asegura que lo más probable es que usen excusas o justificaciones para intentar ocultar sus errores o para alejarlos de ellos. Se comunicarán con expresiones de este tipo: «Yo hice todo lo que pude», «no es mi culpa», «a mí nadie me lo había dicho», «yo no sabía nada» o con frases que empiecen con «es que: es que mi jefe, es que mi cliente, es que el proveedor...». A estos últimos José Miguel Sánchez los denomina «esquezofrénico» porque, según explica, son personas que acaban convirtiendo su forma de comunicarse en una pseudo patología.
Señales para identificar al que culpa a otros de sus errores
En el ámbito de la psicología se hace referencia a las personas que tienen un «locus de control externo» , es decir, que todo lo que les pasa está causado por otros. Por lo que, según explica el experto, este tipo de personas achacaría a los demás que él o ella hubiese cometido un error. «Normalmente responsabilizan a los demás de sus propios fallos. Ellos nunca tienen la culpa y siempre son otros los que provocaron que ellos erraran», comenta.
En este sentido el experto alerta de este tipo de comportamientos desde edades tempranas. La típica frase de «la profesora me tiene manía» es un buen indicativo de que se está gestando desde la infancia o desde la adolescencia este tipo de comportamiento.
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El coste de tenerlos en un equipo
Conflicto . Esta es la palabra que aparece siempre cuando alguien no es capaz de asumir la responsabilidad que tiene dentro de un equipo. Las consecuencias de esto, según explica el psicólogo es que si no asume esa responsabilidad, difícilmente fluirá en su forma de gestionar las tareas, no solventará los obstáculos y, por tanto ralentizará la evolución de los miembros del equipo o simplemente la frenará. «Si no se establecen unos estándares de honestidad y transparencia , el equipo puede pagar el coste de tener una o varias personas que no asumen sus errores», aclara Sánchez.
¿Qué hago si mis compañeros no reconocen sus errores?
El consejo del experto ante esta situación es acumular evidencias de que nuestro trabajo está hecho de la manera en la que se esperaba. «Cuantas más pruebas tengamos por escrito o en presencia de otras personas, mejor, porque cuando solo dispongamos de nuestra opinión para confrontar la de la otra persona, tendremos más dificultades de conseguir nuestro propósito», explica.
Pero además es importante hablar con esa persona y confrontarla pues, según recuerda José Miguel Sánchez, no hay nadie mejor que uno mismo para defenderse ante una injusticia que se está cometiendo contra el trabajo que realiza.
¿Y si es el jefe el que ha cometido el error?
Tener un jefe que no asume sus errores, implica un riesgo mayor de no conseguir nuestros objetivos. Y ante esta situación, no solo es necesario acumular evidencias y testigos de que hemos realizado correctamente nuestro trabajo, sino que además se deben cuestionar dos cuestiones, según aclara el psicólogo.
La primera es pensar seriamente si quiero seguir trabajando con ese jefe. En ese caso deberían estudiarse las posibilidades de cambiar de departamento o de área dentro de la empresa o incluso ver la posibilidad de cambiar de empresa.
La segunda es aceptar que ése es el jefe que se tiene y analizar las cosas positivas que tiene trabajar con esa persona. «Si en la balanza pesan cosas como el aprendizaje, los proyectos y las responsabilidades en las que nos hemos implicado gracias a él, puede aceptarse y por tanto, podría llevarse de una manera que no resultase perjudicial», explica.
Finalmente, siempre cabe la posibilidad de hablar con el jefe y tratar de gestionar su conducta de manera asertiva y beneficiosa para ambos.
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