Día Mundial de la Relajación
Las 7 razones por las que no consigues relajarte en vacaciones
La clave para desconectar reside en identificar y corregir aquellas situaciones que nos producen ansiedad o sensación de intranquilidad
![Algunas personas viven episodios de ansiedad durante la vacaciones](https://s1.abcstatics.com/media/bienestar/2020/08/15/necesidad-relajacion-krjC--1248x698@abc.jpg)
Este verano resulta más importante que nunca relajarse y descansar, pues los meses de incertidumbre y desasosiego han hecho mella en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Algunos ejercicios de relajación muscular , meditación o respiración profunda pueden ser útiles para combatir esa constante sensación de inquietud que estamos viviendo, pero lo cierto es que, según los expertos, la clave para desconectar reside en identificar y corregir aquellas situaciones que nos producen esa ansiedad o sensación de intranquilidad.
La prevención se convierte así en la mejor herramienta para limitar el impacto de la ansiedad durante el periodo vacacional pues, tal como destaca la Dra. María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España, el origen de esta inquietud está, en muchos casos, vinculado al contexto de incertidumbre en el que vivimos. «Teniendo en cuenta el escaso margen de maniobra con el que contamos para cambiar la realidad, lo mejor es invertir nuestros esfuerzos en la prevención. Para ello, no solo debemos poner en práctica ejercicios o hábitos placenteros que reviertan el sentimiento de tensión y nos ayuden a desconectar, sino también saber identificar aquellos aspectos que, aunque parece que no tienen nada que ver con nuestra situación anímica, sí que afectan a nuestro estado de tranquilidad», argumenta.
Estos son, según la experta, algunos de los hábitos o situaciones de la vida diaria que pueden influir sobre la capacidad de relajación o incluso pueden incrementar la tensión emocional:
1. La procrastinación
La época estival suele dar mayor pie a procrastinar, es decir, posponer las actividades importantes para dedicar el tiempo a tareas más entretenidas, pero menos relevantes. Sin embargo, lo cierto es que esta práctica es una fuente de preocupación e inquietud. Para evitarla, lo recomendable es visualizar la recompensa de hacer la tarea a tiempo, contar a los demás lo que se va a hacer para reforzar la sensación de deber, evaluar las consecuencias de la inacción, identificar y visualizar el primer paso para comenzar la acción y darse un pequeño premio tras realizarla.
2. Los compromisos innecesarios
Más allá de las responsabilidades laborales, suelen surgir, sobre todo en verano y durante las vacaciones, otro tipo de compromisos a nivel personal, como reuniones familiares, encuentros con amigos, visitas o viajes por cortesía… Todos estos planes, si se conciben como una obligación, son enormemente contraproducentes. Para combatirlos, hay varias opciones: desde compartir con los demás la sensación de incomodidad, hasta desestimar directamente su realización. Eso sí, en este caso, habrá que hacerlo con tiempo.
3. El desorden
Verano, vacaciones y desorden suelen venir de la mano, más aún si tenemos en cuenta que este año nuestro hogar ha sido también una oficina, un colegio, una sala de juegos… Se ha comprobado que vivir en un desorden continuo obstaculiza el equilibrio emocional y psicológico y ejerce como desencadenante de otras situaciones que también generan tensión e inquietud: cansancio, sentimiento de culpa, preocupación por no encontrar algo, retraso de tareas… Así, una de las soluciones para ponerle remedio es imponer el orden en todas las variables que afectan a la vida diaria, y no solo a los artículos personales que nos rodean.
4. La ausencia de horarios para dormir
En verano es común acostarse cada día a una hora diferente, lo que perjudica nuestra capacidad para conciliar el sueño y, por ende, la calidad del mismo. De hecho, tal y como muestra el estudio de Cigna, «COVID-19 Global Impact», de su informe anual «360º Well-Being Survey 2020», el porcentaje de españoles que reconoce no dormir las horas suficientes ha crecido desde un 29% del pasado mes de abril a un 39% en la actualidad. Para solucionarlo, es conveniente dormir al menos 7 horas , tratar de no hacer uso de los dispositivos móviles antes de acostarse y procurar que el espacio de descanso sea el adecuado en cuanto a temperatura, ruidos, luz, mobiliario, ropa de cama…
5. El exceso de control
Querer tenerlo todo bajo control durante las vacaciones es una de las principales fuentes de estrés y ansiedad . Para combatir este problema hay que comprender que hay cosas que se escapan de nuestro comportamiento (el clima, las acciones de los demás, el contexto sanitario que nos rodea…) y que, a veces es necesario delegar para que las cosas que sí se pueden controlar salgan bien, pero con ayuda de los demás.
6. Los pensamientos negativos
El hecho de tener más tiempo libre durante las vacaciones puede abocar a analizar en exceso cada situación, encontrar problemas inexistentes y pensar siempre en negativo. A la larga, esta práctica provoca un aumento de la tensión interna y una tendencia a creer que las situaciones son mucho más graves de lo que realmente son. Para evitar caer en esto, una solución que se puede poner en práctica es la denominada «técnica de parada de pensamiento», que consiste, según el Instituto Europeo de Psicología Aplicada, en detener los pensamientos negativos que nos generan malestar emocional, y sustituirlos por otros mejores y más adaptativos.
7. Descuidar el cuerpo
Además de estas situaciones que tienen una incidencia directa en nuestra capacidad para relajarnos, existen otros muchos aspectos relacionados con un estilo de vida saludable a los que debe prestarse atención y que también son comunes durante la época estival. Es el caso de llevar una vida demasiado sedentaria, seguir una dieta deficitaria y que conlleve el exceso de consumo de azúcar, fritos y grasas trans, o el abuso de alcohol, ya que también afectan a nuestra capacidad de «reseteo» mental.
Noticias relacionadas