Ejercicio
La técnica anti-dolor que conecta el pilates con el «mindfulness»
Ser consciente de la postura corporal y de las sensaciones del cuerpo mientras se practica ejercicio es la clave para protegerse del dolor y las lesiones
![Isabel Rizo, corrigiendo una postura de pilates.](https://s3.abcstatics.com/media/bienestar/2020/03/12/pilates-mindfulness-ok-k6DG--1248x698@abc.jpg)
Cuando Isabel Rizo, directora del Instituto Nacional del Método Pilates , empezó a investigar cómo podría ayudar a que un grupo de mujeres con fibromialgia a vivir mejor incorporando hábitos saludables en su día a día, nunca imaginó que estaba a punto de crear un método propio capaz de fusionar el « mindfulness » y el pilates .
Durante 12 semanas Isabel Rizo trabajó junto a un equipo multidisciplinar para lograr que un grupo de mujeres con fibromialgia incorporasen hábitos saludables en su vida. La idea era medir el impacto que esos cambios podrían llegar a tener en los síntomas asociados a su trastorno. Algunas de las consignas «clave» que se dieron a las participantes fueron: caminar un mínimo de 30 minutos al día, seguir una alimentación saludable con el asesoramiento de un dietista-nutricionista, ejercitarse con pilates durante dos horas a la semana y practicar « mindfulness » durante 20 minutos al día. Sin embargo, Isabel Rizo se dio cuenta en seguida de que muchas de ellas no estaban dispuestas a practicar «eso de la relajación». «Yo les decía que hacer «mindfulness» no consistía en hacer ejercicios de relajación sino que era algo que iba mucho más allá, pero ellas me decían que les costaba mucho y que se veían incapaces. No querían ni sabían hacerlo. Por eso decidí que lo más sencillo era incluir los principios del mindfulness (concentración, atención, aceptación...) en las clases de pilates. De esta manera practicaron mindfulness sin saber que lo estaban haciendo», explica Isabel Rizo.
El resultado de la investigación superó todo pronóstico: tras ese periodo las participantes redujeron un 94% su «ansiedad-estado» (concepto técnico que hace referencia a un estado emocional transitorio y fluctuante en el tiempo y que es frecuente en las personas que padecen fibromialgia). También mejoraron otros factores cognitivos como la memoria , la atención y la concentración , además de otros parámetros más físicos como la fuerza , la flexibilidad y el equilibrio . «Algunas participantes lograron reducir la medicación, con el correspondiente asesoramiento médico. Otras volvieron a trabajar e incluso alguna de las mujeres me contó que había vuelto a tener relaciones sexuales con su pareja. Algo que, por cierto, es importante y significativo», revela la directora del Instituto Nacional del Método Pilates.
![Isabel Rizo, trabajando su método.](https://s2.abcstatics.com/media/bienestar/2020/03/12/isabel-rizo-pilates-k6DG--510x349@abc.jpg)
Isabel Rizo sabe bien lo que significa vivir con un «dolor constante» pues su madre padece fibromialgia: «Recuerdo perfectamente haber abrazado a mi madre cuando yo era pequeña mientras ella hacía un gesto de dolor. Cuando una persona convive con el dolor a diario le afecta a ella, pero también a su familia. Su estado puede provocar insomnio , depresión y eso también puede afectar a su atención y a su memoria. Genera una ansiedad constante que no les permite trabajar con normalidad», argumenta.
La unión «real» de la mente y el cuerpo
A partir de esa experiencia con pacientes de fibromialgia, que dará a conocer durante el (13 y 14 de marzo) que se celebra en Sevilla, la experta diseñó un método que aúna pilates y mindfulness y que permite «ser consciente de cada instante del entrenamiento». Para explicar en qué consiste exactamente pone el siguiente ejemplo: cuando estamos practicando el «hundred» (ejercicio tradicional de pilates en el que los brazos se mueven de arriba a abajo, bombeando) el instructor da las coordenadas necesarias para que mientras hacemos el ejercicio podamos dar respuesta mental y corporal a las siguientes preguntas: ¿dónde y cómo está tu lumbar?, ¿estás basculando correctamente? ¿mantienes las costillas hacia adentro?, ¿has bajado los hombros?, ¿estás proyectando bien la cabeza?...
Quizá puedan parecer instrucciones similares a las que se dan durante una clase de pilates tradicional, pero la diferencia está, tal como explica Isabel Rizo, en que, mientras que en una clase tradicional el instructor se centra en animar, motivar y marcar el número de repeticiones del ejercicio, su método se centra en ayudar a que las personas trabajen su consciencia corporal y estén pendientes de su postura, de las señales que reciben de su cuerpo y de ejecutar el ejercicio correctamente. «El instructor no pierde en ningún momento el contacto visual, verbal y táctil con el alumno para que este mantenga la concentración. Si en una sesión de «mindfulness» el instructor te recuerda constantemente cómo focalizar tu atención en la respiración y no deja que te dejes llevar por tus pensamientos, en nuestro entrenamiento de pilates no solo estaremos atentos a la respiración o a las imágenes o los sonidos que nos propongan, sino a nuestra postura y a la corrección en el ejercicio», aclara.
Para Isabel Rizo la expresión «unir mente y cuerpo» no tiene sentido pues, para ella, no es que la mente y el cuerpo estén unidos es que son lo mismo. «El ser humano es un ente, o vamos por cachitos», explica. Por eso defiende una disciplina que aúne mente y cuerpo de una forma reglada.
Ahora Isabel Rizo trabaja, a través de las actividades que promueve desde el Centro Nacional del Bienestar , para que su trabajo pueda difundirse y ampliarse de modo que sea representativa como investigación científica.
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