Cuidados
Qué pasa en nuestro cuerpo y mente cuando recibimos un masaje
Sigue los consejos de los expertos para evitar que esta experiencia sea dolorosa
Cuando se trata de relajación , ¿qué se te viene a la cabeza? Quizá tumbarte en la cama y ponerte música o una serie; salir a pasear; hacer ejercicio; darte un baño o recibir un masaje , ¿no? Esta última opción es, sin lugar a dudas, la más recurrente cuando sentimos nuestro cuerpo cargado y necesitamos tranquilizarnos.
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Aunque el masaje es excelente para ayudar a relajarse , también tiene beneficios terapéuticos que lo hacen más apetecible todavía. El término ' masaje ' en sí mismo engloba una amplia gama de diferentes tipos de masaje, que van desde el calmante hasta masajes que tienen un propósito más específico, como el deportivo, cuyo objetivo es ayudar en su rendimiento.
Un masaje no deja moratones
Los masajes, tal como los define Juan José Carbajo Pinal, responsable del Servicio de Fisioterapia y Rehabilitación del Hospital Nuestra Señora del Rosario, son una extraordinaria herramienta para nuestra salud y nuestro bienestar: «Su uso responsable puede ser muy beneficioso, pues puede evitar lesiones graves futuras y hacernos tener una mejor calidad de vida». De ahí que a veces un masaje termine siendo un momento tranquilizante o salimos del fisio, por ejemplo, doloridos porque nos han devuelto al estado en el que deberíamos estar. Eso sí, nunca comfundir el dolor con la normalidad... «Los masajes no deben ser dolorosos, deben ajustarse al perfil del paciente, es decir, tenemos que tener muy en cuenta la edad, el sexo, el tipo de beneficio que queremos conseguir y ajustar de esa manera la intensidad del mismo», dice el experto.
Vicente Andreu Daza respalda las palabras de Juan José Carbajo Pinal: «Un masaje no debe ser doloroso, como concepto general. Hay veces que si la zona está muy afectada se produce una sensibilización del sistema nervioso de manera que la percepción del dolor pueda verse aumentada». También hay que saber distinguir entre sensación desagradable y dolor pero, atendiendo a la definición científica del dolor, como medio de protección mediante una sensación desagradable. «Si un masaje es muy doloroso el cuerpo nos está avisando que puede ser peligroso para nosotros. Así que en ningún caso un masaje debe dejar agujetas y mucho menos derrames o 'moratones'. Esto significa que hemos dañado el músculo de manera deliberada, siendo esto algo completamente innecesario», alerta.
Por tanto, en ningún caso debería ser doloroso ya que podríamos provocar un efecto rebote y agudizar más los síntomas iniciales.
No obstante, hay que tener en cuenta que se puede dar el caso de que un paciente tenga alguna ligera molestia durante las 48 horas posteriores, por las adaptaciones de las partes blandas después del masaje.
Por qué hacerse un masaje
Pese a que no existe demasiada investigación acerca de los beneficios de los masajes, podemos afirmar que se han demostrado muchos de ellos:
- Relajación de la tensión muscular , disminución de su inflamación e, incluso, del dolor.
- Alivio del estrés .
- Mejora de la circulación.
- Alivio del dolor de cabeza .
- Trata la lumbalgia, cervicalgia o dorsalgia.
- También el dolor miofascial.
- Lesiones deportivas.
- Neuralgias.
- Sensación de relajación.
- Inhibición de la señal dolorosa.
- Mejora de la propiocepción.
- Estimulación de los huesos musculares.
Los riesgos de un masaje
Aunque se trata de una práctica, como hemos visto, con varios beneficios, hay que tener especial cuidado con algunas técnicas así como cerciorarnos de que recibimos el masaje de un experto, no de cualquier persona. A todos nos gusta que en una quedada con amigos, especialmente ahora que nos tumbamos en las hamacas o en la arena con una toalla, algún amigo o nuestra pareja nos eche crema mientras nos masajea a fondo la espalda, pero esto no es en absoluto aconsejable. «Todo tipo de técnicas manuales deben ser impartidas por profesionales titulados así como tener en cuenta algunos factores, como la edad y el sexo del paciente», dice Juan José Carbajo Pinal. Probablemente lo más importante sería hacer un detalle de la situación clínica de la persona, con datos que nos puedan ayudar a la hora de aplicar cualquier tipo de manipulación.
Aunque un masaje puede ser algo a priori inofensivo sí que hay ciertos riesgos a la hora de darlos. Yendo de menor a mayor riesgo, el primero es, como hemos mencionado en el punto anterior, las agujetas o derrames, que sin ser algo peligroso es algo desagradable e innecesario.
El segundo, cuenta Vicente Andreu Daza que puede ser el de alterar la estructura muscular de manera innecesaria: «Es fundamental determinar la patología a tratar y, por tanto, saber cuál es la mejor técnica a utilizar. Si masajeamos una zona alterada por una hernia o una patología nerviosa, seguramente el dolor que produzcamos sea peor al acabar la sesión y estaríamos empeorando el estado del paciente».
En conclusión, si el objetivo es relajar, vascularizar y descargar la musculatura y no se tiene ni dolor ni lesión, «un masaje es una buena terapia para conseguir este objetivo», tal como asegura el miembro de Top Doctors. Si, por el contrario se tiene dolor o se está lesionado, es fundamental acudir a un profesional cualificado que disponga de las técnicas y herramientas necesarias para valorar y tratar dicha lesión. «No hay que olvidar que el masaje es una herramienta más del gran abanico que tienen los fisioterapeutas para realizar los tratamientos. Por tanto, si estáis lesionados no dudéis en acudir a vuestro fisioterapeuta de confianza», concluye.