Aceite de coco

El aceite de coco es un aceite de origen vegetal que se obtiene a partir de semillas. Se presenta en estado sólido a una temperatura de 20 grados, de ahí su nombre de «grasas» o «mantecas». Por lo tanto, el aceite de coco también es conocido como manteca de coco y procede de la pulpa de la semilla del cocotero (cocos nucifera).

Las grasas del aceite de coco son muy diferentes de otros aceites de origen vegetal, sobre todo por la calidad de los ácidos grasos: en las mantecas vegetales (la de coco es una de ellas) predominan los ácidos grasos saturados (AGS) sobre los insaturados (AGM y AGP). Además, está formado por más de un 80% de grasas saturadas, así que debe consumirse de forma moderada. De hecho, cuando se utiliza en alimentación, no suele ser para consumo directo, sino que se usa más para la elaboración industrial de productos alimenticios o para la obtención de grasas industriales.

Gracias al alto contenido de grasas saturadas , el aceite de coco, independientemente de su presentación, se puede conservar en buenas condiciones durante varios meses.

Tiene un origen tropical pero su uso se ha extendido por todo el mundo. Es un aceite muy utilizado en la gastronomía de muchos países del sur de Asia donde se usa para freír diferentes currys. Poco a poco, a pesar de que se recomienda un uso moderado, el aceite virgen de coco se ha hecho popular porque les da un toque dulce a los platos y funciona muy bien en productos de panadería, pastelería y sofritos.

Sin embargo, el aceite de coco también puede tener muchos beneficios para nuestra salud. Se dice que su consumo mejora el sistema inmune, además ayuda a la salud dental porque elimina las causas principales de las caries.

Por otro lado, algunos estudios científicos ofrecen resultados positivos en el uso del aceite de coco para reducir la grasa abdominal , ya que se cree que mejora el metabolismo y así el cuerpo absorbe mejor los nutrientes de las comidas y desecha por completo toda la grasa que no necesite.

El aceite de coco destaca también por sus propiedades hidratantes y gracias a esto mejora la apariencia del cuero cabelludo, tanto en las personas que lo consumen como las que se lo aplican en forma de crema o champú. Además, el aceite de coco puede ser un perfecto acondicionador para el pelo y para luchar contra el encrespamiento.

El uso del aceite de coco de forma continuada sobre la piel ayuda a que desaparezcan las manchas provocadas por el sol y también es bueno para combatir el acné. Pero si tiene un uso reconocido el aceite de coco es el de ser uno de los ingredientes básicos en la fabricación de jabón. Este tiende a ser duro, pero retiene más agua que otros jabones elaborados con otros aceites y por lo tanto aumenta el rendimiento del fabricante. Es más soluble en aguas duras y en agua salada que otros jabones lo que le permite hacer espuma con mayor facilidad. Este no es el único uso cosmético que tiene el aceite de coco. También se usa en champús, acondicionadores, cremas hidratantes e incluso en la elaboración de maquillajes de la zona de los ojos.

Como anécdota, el aceite de coco se utilizaba en la India como aceite primario para la iluminación antes de que apareciera la luz eléctrica.