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Cuando el Papa es tu cliente
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Cuando el Papa es tu cliente

Una sastrería valenciana sirve a la Curia desde Pablo VI. Las prendas de un pontífice valen más de 3.000 euros

02.05.13 - 11:38 -

Carmen Cuevas y Chelo Puchades se niegan a dar las medidas de Benedicto XVI, el último Papa que ha sido cliente suyo. Ambas son las responsables de Manantial, una empresa de artesanía litúrgica que espera la fumata blanca para conocer las dimensiones de su sucesor. En cuanto las tengan, como hicieron con los cuatro pontífices anteriores, confeccionarán un alba de obsequio con la que darle la bienvenida. Esta empresa tiene el taller en Alboraia, la cuna de la horchata, un pueblo situado en el cinturón de Valencia rodeado de huerta y hermosas alquerías. Allí, en unas modestas instalaciones, elaboran albas, casullas, mitras, roquetes... encargos que repartirán entre sus clientes. Muchos de ellos acuden a Sorgente (Manantial en italiano), la tienda que tienen en vía Mascherino, a tiro de piedra de la plaza de San Pedro. "Porque los cardenales y los obispos también van de tiendas, como el resto de los mortales, y aprovechan cuando viajan a Roma para comprar en las tiendas que, como la nuestra, están en los alrededores del Vaticano", cuenta Carmen, quien dirige el negocio en Alboraia desde hace años.

Por eso mismo, Paola, la encargada de Sorgente, chapurrea infinidad de idiomas. Porque en semanas como ésta, la del cónclave que hoy empieza, por la puerta de la tienda entran prelados de los cinco continentes. En Sorgente muestran y venden todo lo que confeccionan en Alboraia las cinco mujeres que cortan, cosen y bordan todo a mano. Pieza por pieza. Como la 'firma' de la casa, esas vainicas -una especie de cenefas que se bordan cerca de los dobladillos- que encandilaron a Pablo VI hace 50 años. Aquel Papa fue su primer cliente. A él llegó Cornelio Urtasun, el sacerdote navarro que creó Manantial, después del Concilio Vaticano II, en el que se renovó la Sacristía Pontificia para las celebraciones papales. Cuando la suntuosidad dejó paso a la sencillez y la sobriedad.

Urtasun, quien nació en 1917 y murió el Jueves Santo de 1999, fue el sacerdote diocesano que fundó el instituto secular 'Vita et Pax in Christo Jesu', desde el que promovió la artesanía litúrgica y las librerías religiosas (también llamadas Manatial y también Sorgente en Roma, en una hermosa planta baja de la Piazza Navona) por toda España. La mayoría cerró, pero aún queda la matriz, el taller que intenta renovarse y que ahora ha incorporado artículos para cofradías de Semana Santa.

Una casulla cada semana

El sacerdote navarro estudió en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico antes de desplazarse a Valencia. En 1957 se mudó a un pequeño piso en via Giulia con vistas a la Basílica de San Pedro. Durante los años posteriores estableció los contactos necesarios con el Vaticano para que, llegado el día, ofrecieran a Pablo VI los servicios de Manantial. Al Papa le encantó ese estilo humilde y cada semana iba a una iglesia diferente con una casulla de Sorgente que dejaba en la parroquia.

Carmen ha visitado en más de una ocasión la imponente Sacristía Pontificia. La última vez fue cuando le anunciaron que la mitra de Benedicto XVI tenía una pequeña arruga. En el primer vuelo se plantó personalmente en Roma, entró en la sacristía donde se guardan en cajones todas las mitras, firmó un papel para dejar constancia de que se lo había llevado y se subió al avión con la toca entre las manos. Al último Papa, al que vistió con mitra de seda y bordados con hilo de oro y una casulla verde para la Jornada Mundial de las Familias celebrada en Valencia en 2006, tuvo la oportunidad de conocerlo. "Todavía tengo esa mirada profunda clavada. Te atravesaba. Es de esas personas que parece que entre en tu mente y sepa lo que estás pensando", recuerda Carmen, quien calcula que un pontífice, actualmente, viste una casulla valorada en más de 2.000 euros, una alba de unos 800 y una mitra de 500.

El gran hito de Manantial llegó con la muerte de Juan Pablo II, el carismático Papa que fue enterrado con una alba de esta empresa española. En cuanto vieron sus vainicas bordadas con hilo de plata supieron que esa prenda era suya.

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