Vuelve el viejo comunismo

En España siempre hubo populistas, pero ahora lo que existe son miles de ciudadanos dispuestos a ser engañados por ellos

Pablo Iglesias y Alberto Garzón celebran su pacto EFE
Bieito Rubido

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Cada día que pasa tengo más claro que los ciudadanos somos tan culpables como los políticos de la situación que vivimos. O más, incluso. Todos aquellos que están dispuestos a comprar humo, a idolatrar a los tramposos como grandes dirigentes, a interpretar las payasadas como política de altura, a elevar las tonterías a la categoría de grandes axiomas y a comerse cualquier demagogia como mensaje de esperanza son responsables del auge del viejo comunismo. Una doctrina y praxis políticas que durante años arruinaron pueblos, llevaron sufrimiento a las familias y cercenaron el progreso y la libertad en muchos países. No entiendo, por tanto, a los españoles que ven en ellos modernidad, ni a los socialdemócratas que quieren colaborar con ellos. En España siempre hubo populistas, pero ahora lo que existe son miles de ciudadanos dispuestos a ser engañados por ellos. El debate en las próximas elecciones se va a mover entre la radicalidad de la extrema izquierda y la centralidad de los partidos constitucionalistas . Y los votantes serán los responsables de que nos gobiernen unos u otros.

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