En este año se cumplen cien años del comienzo de la I Guerra Mundial, un gran conflicto que comenzó como consecuencia de una fuerte rivalidad entre los estados europeos por sus ambiciones territoriales. Esta «Gran Guerra», como se conoció, marcó a las profesiones, también al periodismo.
La difícil situación económica hizo a los periódicos españoles presa fácil para los servicios de propaganda de los países beligerantes. La guerra aumentó extraordinariamente la práctica de las subvenciones extranjeras a cambio de que estos se posicionasen en un bando u otro. Sin embargo, fue ABC el diario que destacó por su neutralidad. El Gobierno español, presidido por el conservador Eduardo Dato, consciente de la profunda rivalidad existente, ordenó la no intervención, con el beneplácito de Alfonso XIII. ABC, leal al Rey y simpatizante del Gobierno de Dato, lo respetó, pero a pesar de ello fue acusado de defender los intereses de Alemania, y su director, Torcuato Luca de Tena , se negó a aceptar dicho calificativo y defendió durante esos años a capa y espada la independencia de su periódico.
Víctor Olmos, en su libro «Historia de ABC», explica que durante la Primera Guerra Mundial, «aprovechándose de las dificultades económicas por las que atraviesan los diarios españoles, debidas especialmente al importante aumento del coste del papel y a la disminución de la publicidad como consecuencia de la guerra, los agentes de los aliados y de los alemanes tientan declaradamente a los medios de comunicación y a los profesionales. Ambos pelean en España una guerra de subvenciones en la que ofertan a periódicos y a periodistas dinero, anuncios y todo tipo de prebendas para que defiendan su causa».
En este mismo libro, Olmos recoge una conversación entre Arthur Hardinge, embajador británico en España, y Luca de Tena que demuestra cómo ABC supo cubrir esta guerra alejándose de prácticas interesadas por parte de los bandos participantes, y que transcurre en los siguientes términos:
—Conviene a España situarse a favor de los aliados.
—Mi patria es libre y soberana —le replica, un tanto molesto, Luca de Tena.
—Inglaterra sabe ser tan generosa como vengativa —le advierte el embajador
—Señor embajador, ¡cuánto siento que Madrid no sea puerto del mar!
—¿Por qué? —demanda, curioso, el diplomático.
—Para rogarle, a la vista de la escuadra inglesa, que salga de mi casa —responde el periodista, dando por concluida la conversación.
Pronto, el diario inglés «The Times», en un artículo publicado el 23 de septiembre de 1915, acusó a ABC de recibir dinero de Alemania. El periódico de Torcuato, indignado, negó la acusación y, meses después, el presidente del consejo administrativo de «The Times», John Walter, nieto del fundador del rotativo británico, confesó que dicha inculpación había sido vertida en la crónica de un corresponsal ocasional y que no expresaba la opinión de su periódico. Algo parecido ocurrió con el embajador alemán Max de Ratibur, quien garantizó al director de ABC que si se posicionaba a favor de Alemania le darían de inmediato primicias informativas, a lo que el periodista declinó la oferta.
El diario fundado por Torcuato Luca de Tena afirmó el 23 de septiembre de 1918, poco antes de finalizar la guerra: «ABC ha sido absolutamente neutral, como el Rey de España. Hemos sido neutrales porque entendíamos y seguimos entendiendo que así servíamos a nuestra Patria». Y el 1 de mayo de 1919 se dice lo siguiente: «Nuestro delito fue no haber querido doblegarnos a exigencias de ninguna clase. Entendimos que la salvación de España estaba en guardar una absoluta neutralidad, en conservar las mejores relaciones con todos los países beligerantes. […] Bien perdido está nuestro dinero y bien empleada nuestra resignación contra los insultos que gente indocumentada social y periodísticamente lanzaron contra nuestra labor. Todo, insistimos, lo damos por bien empleado, antes de haber visto segada la juventud española en los campos de batalla».
«Váyase tranquilo»
Como curiosidad cabe destacar que cuando el corresponsal de ABC Juan Pujol llegó a Londres, los británicos le incluyeron en la «lista negra» de periodistas, lo que supuso que apenas recibía información gubernamental, dificultando de este modo su misión informativa. Decidió, resignado, regresar a Madrid. Pero Torcuato Luca de Tena le propone una nueva aventura: hacer un viaje a Italia y desde allí a Suecia y Berlín para ver, analizar y contar cómo se desarrollaba la guerra. Pujol, preocupado, le dice al director que «será muy costoso», a lo que Torcuato le responde: «Váyase tranquilo. Tendrá una cuenta abierta en un banco para gastar cuanto le sea necesario. Y no olvide que en todos esos países representa usted al primer periódico de España».
Es evidente que Torcuato Luca de Tena hizo un gran esfuerzo para que ABC se convirtiera en un referente periodístico en la información internacional, y más en concreto de este conflicto bélico, con corresponsales en París, Lisboa, Londres, Viena, Berlín, Roma y Bruselas, y antes de que finalice la Primera Guerra Mundial, en Moscú, San Petersburgo, Venecia, Varsovia, Burdeos, Belgrado, Ginebra, Frankfurt, Bucarest, Dunkerque y La Haya.
Sin duda, la neutralidad de ABC en este conflicto fue todo un reto de responsabilidad quizás de índole nacional, no posicionándose ante ningún bloque como hizo el Gobierno para evitar que España entrara en el conflicto, a pesar de que buena parte de sus lectores eran germanófilos. La Gran Guerra, como vemos, hizo más fuerte a ABC ya que se consolidó como un periódico suficientemente estructurado y fuerte como para seguir un conflicto internacional tan complejo como éste y quedando, además, libre de las presiones e intereses para cumplir con la responsabilidad periodística de la independencia informativa.