El presidente de Venezuela falleció el pasado 5 de marzo en Caracas a causa de los graves problemas respiratorios derivados de la última operación del cáncer que padecía. La rendición ante la enfermedad fue inevitable y no tuvo otra oportunidad como hace poco más de once años, el 4 de febrero de 1992, cuando debió entregarse a las fuerzas del Gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez tras fracasar su golpe de estado. Aquel joven coronel criollo se dirigió entonces a la nación en un anticipo del triunfo que le llegaría, esta vez a través de las urnas, en 1998. Nacía la Revolución Bolivariana, la vía hacia ‘el socialismo del siglo XXI’.
La noticia de su fallecimiento estuvo precedida por una reunión del por entonces vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, con los integrantes del gabinete ministerial, los 20 gobernadores socialistas y el Alto Mando Militar para, según anunció el canal oficial Venezolana de Televisión, "evaluar los avances del proyecto nacional para el desarrollo del país". Quizás para aliviar el clima agónico en torno a la comparecencia por televisión, Maduro, quiso emular a su mentor muerto y lanzó una requisitoria contra los enemigos de Venezuela a los que acusó de llevar a cabo planes para desestabilizar el país y de provocar la enfermedad del presidente.
Las alarmas sobre el precario estado de salud del mandatario se dispararon días antes, cuando el Gobierno de Venezuela, en un comunicado leído por el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, dio cuenta de “un empeoramiento de la función respiratoria” del presidente, con lo que su estado general sería “muy delicado”. Se cumplían dos semanas del regreso de Chávez a Caracas y de su ingreso en el Hospital Militar de la capital, “por su propia decisión”, tal como se dijo en el comunicado.
Lo cierto es que el pesimismo en torno a un fatal desenlace reinaba ya en el momento en que las noticias de la última intervención realizada el pasado 11 de diciembre en La Habana daban cuenta con preocupación de un proceso “complejo y duro” y de un tratamiento “no exento de riesgos”. Tampoco ayudaron a mejorar la consideración sobre su estado las primeras imágenes divulgadas en dos meses, en las que el pasado 15 de febrero aparecía con una sonrisa gélida junto a sus hijas Rosa Virginia y María Gabriela. El propio Gobierno anunció entonces que Chavéz respiraba a través de un tubo de traqueotomía que le dificultaba temporalmente el habla.
El presidente fallecido aupó expresamente a su sucesor en el cargo, Nicolás Maduro, con la confianza de que a su muerte el fuerte clima emotivo le facilitaría el triunfo en las elecciones, como así ocurrió en unos comicios en los que derrotó al líder opositor Henrique Capriles.