La acampada requería una actuación conjunta entre el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación por tratarse de una ocupación ilícita de la vía pública. La actuación de las fuerzas de seguridad fue congruente, oportuna y adecuada
Dolores Carrión
Dolores Carrión era la delegada del Gobierno en Madrid y responsable de la seguridad ciudadana cuando surgió el movimiento 15-M. En sus nueve meses en el cargo, lidió con manifestaciones, concentraciones y la acampada de casi cuatro meses en la Puerta del Sol.
-P. Apenas un mes después de llegar a la Delegación emergió el 15M en la calle, ¿pensó que iban a tener tanta repercusión?
-R. Soy una demócrata convencida y viví mi tarea como una responsabilidad y un deber. Sobre el 15M se produjeron situaciones administrativas muy diferentes, pero en todos los casos actuamos siempre con prudencia y proporcionalidad, cumpliendo la ley. La Policía y la Guardia Civil establecieron los dispositivos adecuados para garantizar los derechos de todos.
-P. Lo que más críticas generó fue la acampada de Sol, ¿mantiene que fueron los criterios adecuados dadas las circunstancias?
-R. Lo mantengo. La acampada requería una actuación conjunta entre el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación por tratarse de una ocupación ilícita de la vía pública. La actuación de las fuerzas de seguridad fue congruente, oportuna y adecuada.
-P. ¿Qué hay que hacer para controlar manifestaciones masivas, concentraciones sin autorización o acampadas en la vía pública?
-R. En materia de seguridad ciudadana hay que tener claro que la actuación de la Delegación no es discrecional ni menos arbitraria. Es la Ley, como he dicho, la que establece los criterios de actuación y las posibles medidas de intervención policial. A partir de esta premisa, se imparten instrucciones y cada situación de riesgo concreta se afronta conforme a las órdenes de servicio establecidas, con criterios estrictamente profesionales, por los mandos de la Policía y la Guardia Civil.
-P. ¿Considera que las críticas que le hicieron fueron justas?
-R. La crítica política forma parte indisoluble de la libertad de expresión. De la crítica siempre se aprende. Destacaré, sin embargo, que no me parece positivo judicializar la crítica política. Quienes me acusaron de incumplir el deber de perseguir delitos y llevaron su crítica a los tribunales se han encontrado ya con el sobreseimiento de las actuaciones en julio de 2011 y enero de 2012.