CRISIS

Susana Díaz no quiere ser Pepe Bono

La presidenta de la Junta relanza su perfil más izquierdista y busca mejorar su deteriorada imagen fuera de Andalucía

Susana Díaz, el pasado jueves en el Parlamento ROCIO RUZ

S.BENOT

La crisis de Navidad en el seno del PSOE también ha pasado factura, y mucha, a Susana Díaz. Sobre todo a nivel nacional donde una gran parte de los militantes socialistas, los tertulianos más mediáticos y la clase política en general, ya no la ven como esa especie de mesías en la que la habían convertido . Con el PSOE andaluz totalmente controlado y un Gobierno que va funcionando sin grandes dificultades, la lideresa andaluza está preocupada por su imagen pública , según han confirmado a ABC fuentes de su entorno más cercano.

Su retirada estratégica de la batalla contra Pedro Sánchez , su silencio absoluto al respecto y su prudencia a todo este proceso responden a su interés por mostrar otro rostro que no sea el de una política ambiciosa, dedicada a «conspirar», como se dice en el argot, y que vive sólo para moverle la silla a su secretario general . Sus mensajes en este sentido son claros y los ha repetido esta semana en el Parlamento andaluz, «me sobra coraje para decir lo que pienso dentro y fuera de los órganos de mi partido», le espetó a Juanma Moreno , el líder del PP, tratando de hacer de la necesidad virtud y de justificar su maniobra de atar las manos a Pedro Sánchez en la negociación de un Gobierno para la nación.

Esto no quiere decir que haya tomado una decisión sobre su futuro en Madrid ; todo lo contrario. Dependerá del devenir de los acontecimientos y de si Sánchez logra o no alcanzar la Moncloa.

Alardea de sus orígenes humildes, de ser hija de un fontanero y de haber estudiado con becas

Susana Díaz tampoco está conforme con la «campaña» que le está haciendo Podemos . La formación morada quiere convertirla en el «ala derecha» del PSOE nacional, una estrategia que pretende desautorizar su crítica voz contra ellos. Y la lideresa andaluza no está dispuesta a convertirse en una suerte de José Bono . Por muchos motivos. El primero de ellos es que considera que no se ajusta a la realidad, que ella realmente no es así.

Alardea de sus orígenes humildes , de ser hija de un fontanero, de haber estudiado en la escuela pública, con becas... y de que sigue viviendo en el mismo barrio en el que nació. Un discurso que repite insistentemente en todos los mítines en los que ha participado —y que han sido muchos en esta concatenación de campañas electorales— pero que se diluye con la gestión diaria de la Junta.

Por eso está potenciando su perfil más izquierdista. No es casual que, precisamente ahora, haya llegado al Parlamento de Andalucía la Ley de Memoria Democrática, una normativa que pactó con Izquierda Unida, que estaba abandonada en un cajón y que, además, resulta incómoda para Ciudadanos.

Ella le ha dado una parafernalia muy cuidada, recibiendo a las asociaciones de Memoria y pidiendo al histórico Diego Valderas (de IU) que acudiera al Parlamento para un mero trámite.

Igual ocurre con la ley de retracto en desahucios de viviendas que también se va a tramitar en antes de verano en el Parlamento. La presidenta lo anunció esta pasada semana como la norma que muestra que está «con la gente » y que los bancos no van a salir siempre vencedores. Son sus dos armas para contrarrestar los ataques de Podemos. Pero vendrán más. Al tiempo.

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