Tragedia de Zaldibar

El superviviente malagueño del vertedero tóxico de Zaldibar: «Que saquen a mi primo de la basura»

Uno de los dos trabajadores desaparecidos es de El Burgo (Málaga) donde ya descansa otro de los empleados que logró salvarse

José María Vera , superviviente de la tragedia, muestra a ABC el camión en el que trabajaba Francis Silva

J.J. Madueño

Apartado en El Burgo , un pequeño pueblo de Málaga, José María Vera se recupera de las heridas que sufrió durante el desplome del vertedero tóxico de Zaldíbar en el País Vasco. Allí espera noticias de su primo Joaquín Beltrán , de 53 años, uno de los dos sepultados bajo toneladas de basura .

Fue él quien se lo llevó a trabajar a Bilbao, donde Beltrán previamente había emigrado siendo un niño de ocho años. La tragedia ha sacudido a este municipio, que se ha manifestado —sin mucho éxito de convocatoria— para pedir que saquen a su vecino de entre la basura. Conocen lo ocurrido y, si ven a la madre de José María Vera, uno de los supervivientes, preguntan por «el niño», que tiene una lesión en la rodilla y en las cervicales.

Sin embargo, no es el tema de conversación en los corrillos , donde algunos no saben sí el chico ha vuelto del País Vasco y otros aseguran que no le han visto por el pueblo, pero que se recupera en El Calvario, donde la Virgen de las Nieves observa el municipio desde la altura. Allí estaba el pasado miércoles sentado en un sillón José María Vera, que dice a ABC que cuenta su experiencia, pero se niega en rotundo a que le saquen fotos . Solo accede a posar con una imagen de su camión y si solo sale su mano.

Trabajaba en la empresa de Joaquín Beltrán como conductor de un camión desde el pasado verano. «Éramos seis trabajadores de la empresa de Joaquín y tres del vertedero. Unos hemos tenido suerte, pero ellos no. Todos podríamos haber quedado allí enterrados», asegura José María.

Joaquín era el propietario de toda la maquinaria que trabajaba en el vertedero. «Hacía todo allí. Había mucho control. Algunos días más inspectores que operarios. Lo que ha pasado es una catástrofe», asegura Vera, mientras su padre recuerda a su primo visitando a su tía en esa misma casa en verano, donde ahora se recupera este joven con el recuerdo de quien lo acogió como un padre en el País Vasco.

En el pueblo recuerdan a Joaquín los veranos, cuando en vacaciones recalaba en El Burgo con la familia, que afea al Ayuntamiento que hayan hablado de la tragedia sin ponerse en contacto con ellos. « El alcalde no ha venido a ver a mi hijo , pero ha salido en los periódicos», lamenta la madre de José María Vera, que también narra que el joven vivía en la casa de Joaquín.

«Siempre estaba con él. Le ayudaba con los caballos, el huerto, íbamos a ver trabajos los fines de semana... Siempre me llevaba a todos lados. Mi padre y Joaquín se han criado juntos », recuerda Vera, quien dice que intentó irse de alquiler cuando le firmó el contrato por tres años. «Joaquín no quería que me fuera de la casa», abunda.

Fachada del Ayuntamiento de El Burgo, en Málaga F. Silva

Este joven malagueño de 25 años estaba «acarreando tierra» para construir unos taludes que evitaran el derrumbe del vertedero con unos muros de contención y unas escolleras. «Estábamos en la excavación y Joaquín estaba a mi lado.

Era el jefe y estaba supervisando lo que se estaba haciendo», afirma Vera, que señala que Joaquín se marchó, pero lo llamó al rato. «Me dijo que saliera de allí. Dijo que se venía abajo, que tirara para abajo », recuerda el joven, que narra como la tierra se abrió y la montaña de toneladas de basura se desplomó.

«Una grieta que había al lado del camión pasó en segundos a medir dos metros. Te tragaba . Miré por el espejo y vi que el camino de detrás se partía. Abrí la puerta y me tiré, porque el camión se volcaba», relata este superviviente de la tragedia, que dice que pudo morir allí. « Me podría haber sepultado la basura o aplastarme el camión».

Si cierra los ojos sigue viendo su huida, mientras el mundo se le desplomaba bajo los pies. « Si llegó a caer en la grieta, no aparezco tampoco », añade este chico, que dice haber visto como «el camino se partía» y que tenía el monte al lado, pero que no cayó en huir hacía allí.

«Primero me mareé, como vértigos, y noté que el camión se volcaba . Las pistas eran llanas para el tránsito de vehículos pesados, pero en cuestión de segundos estaba en pendiente y se retorcía. La tierra giraba . Había una goma en el lateral del camino y me tuve que agachar porque me daba en la cabeza. Me pasó por encima. Busqué la parte de arriba para que no me cayera encima el camino y me sepultara», rememora.

Al acabar había una extraña calma . «Cada uno salió como pudo. Buscamos a todos los compañeros. Llamamos a Joaquín. Ahí nos dimos cuenta de que había desaparecido. Encontramos su coche en un llano entre la basura del desprendimiento. Estaba aplastado y en marcha, al sacarlo, Joaquín había desaparecido », afirma el superviviente, que pide se busque a los dos desaparecidos. «Merecen que los saquen de la basura y se les pueda dar un entierro digno».

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