El dedo en el ojo

Los tutores de nuestras conciencias

Si se topan con un sanador de almas, no lo duden. Corran.

Soeldad Pérez, resonsable de políticas sociales en Córdoba Roldán Serrano
Mario Flores

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Siempre hay un ñoño paternalismo dispuesto a socorrer a un desatado infantilismo . Por esta razón proliferan en las redes sociales tantas frases motivantes, tantos «‘coaches’ emocionales» (trasuntos de los famosos vendedores de crecepelo de otras épocas; se lo digo yo que soy psicólogo) y tanto embaucador que se aprovechan de ese estúpido desamparo en el que tantos se creen sumidos convencidos por los torcidos argumentos de estos charlatanes de feria . La premisa que manejan estos impostores es que nuestra vida es una porquería y que lo seguirá siendo a menos que nos pongamos en sus manos «al módico precio de». Es mucho más el daño que hacen que el que «sanan».

Los cursos de «Reiki» , los seminarios de «Gestalt» (nada que ver con la psicología de la percepción), los encuentros para el estudio del alma, los retiros con cuencos tibetanos, el dichoso «Mindfulness» y una multitud de zarandajas de ese tenor se han multiplicado entre nosotros como el mejillón cebra . Pareciera que, de repente, todos nosotros nos hubiéramos vuelto imbéciles y necesitásemos de estos gurús para salvarnos de la mierda de vida que llevamos. Piltrafillas es lo que somos. ¡Mucho cuidado con esta tropa!

Pero no solo estos desaprensivos se autoerigen en salvadores de almas sino que, para nuestra desgracia, no escasean los políticos que se conducen bajo esos torcidos procederes .

Hace algunos años escuchaba hablar a una dirigente socialista responsable de políticas sociales en Córdoba . Ante una nutrida audiencia de personas mayores contaba el caso de una señora que había solicitado cambiar de residencia para la tercera edad y mudarse a una más cercana a la ciudad donde residía su hija para poder seguir cuidando de sus nietos. Narraba la señora Soledad Pérez , política en cuestión, que habían tratado de convencerla de que se alejase de ese planteamiento porque bastante había trabajado ya en su vida cuidando de la familia y que ahora le tocaba vivir la vida y divertirse. O sea, que retorciendo la libre voluntad y el declarado deseo de la señora, la política de turno intentaba hacerle una finta a sus principios para meterle el gol por la escuadra de progreso que viniera a salvar a esta mujer de sus propias pasiones. ¡Y lo contaba así, con desparpajo!

Cual si fueran esos tramposos chamanes de frase en Facebook , algunos políticos se creen con la potestad de impartir doctrina, reconvenir a las personas en sus planteamientos vitales o penetrar en sus conciencias para hacerles obras de remodelación que nadie les ha pedido. Son petulantes, pretenciosos, arrogantes y, sobre todo, insoportables . Y recalcitrantes, porque no en vano la señora Soledad Pérez, hoy portavoz del PSOE en la Comisión de Igualdad del Parlamento andaluz , lo ha vuelto a hacer: ha pedido a la nueva consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía (pocas cosas han cambiado en el gobierno del cambio) que rompa con Vox . O lo que es lo mismo, ha pedido a la consejera que dé la espalda a la opinión de 400.000 andaluces que han optado por una posición ideológica que, entre otras cosas, propone legítimamente terminar con el «lobby» marxista-feminista y con los atropellos de género. Viene la señora portavoz a pretender tutelar las torcidas conciencias de cuantos piensan distinto a ella, sin repara en que, tal vez, pudiera ser precisamente ella la que esté en la luna de unos planteamientos sectarios, utópicos y puramente emocionales , que no otra cosa es hoy la izquierda en España.

Si alguna vez se tropiezan con un frasecita, un coach o un curso de meditación aprieten el paso. Si es un político «salvador» salgan corriendo sin mirar atrás.

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