Libre directo
El revanchismo, mal consejero
Que le quiten la calle al almirante Gravina en cualquier ciudad española es como si en Londres se planteasen los ingleses desmontar el monumento al almirante Nelson
CÓRDOBA tiene experiencia en que sectarismo y revanchismo alienten las decisiones políticas y de los errores que conlleva. Ocho décadas después de la Guerra Civil y cuatro de la reconciliación entre las dos Españas con nuestra Constitución , un Ayuntamiento del PSOE e IU se empeñó en eliminar del callejero nombres que pertenecían a la historia popular y en positivo de Córdoba , como Cruz Conde, Cañero, Vallellano o Rey Díaz . Lo hizo incluso en contra del buen criterio de un veterano socialista , miembro de aquel gobierno municipal , que apostaba por fórmulas de entendimiento y sensatez.
Aquello terminó como saben: ni los tribunales ni las urnas les dieron la razón . Y aquellos políticos y aquella comisión de historiadores aprendieron que el sectarismo y revanchismo son malos consejeros. Me viene a la memoria cuando, ahora, el Ayuntamiento de la bellísima ciudad de Palma de Mallorca ha anunciado que retiraba del callejero los nombres de los almirantes Churruca, Gravina y Cervera por franquistas. Lo hacía invocando la Ley de Memoria Histórica y un informe del Gobierno autonómico realizado por un supuesto historiador, que tiene los mismos títulos que yo de piloto de Fórmula 1, pero que se ha embolsado 15.000 euros. El ridículo no ha podido ser mayor, toda vez que Churruca y Gravina fueron héroes de la Armada que murieron en la batalla de Trafalgar en 1805 y Cervera mandaba nuestra flota en el combate de Santiago de Cuba en 1898 . Dos derrotas a las que se vio arrastrada España por sus pésimos gobernantes de entonces. El alcalde parece que ha parado el desafuero .
Que le quiten la calle al almirante Gravina en cualquier ciudad española es como si en Londres se planteasen los ingleses desmontar el monumento al almirante Nelson y borrar el nombre de Trafalgar Square . Sería impensable. Pero en España todo es posible. En cada región se enseña una historia de España distinta y no se educa en el amor a los grandes personajes de ella. Para colmo, cierta izquierda está más pendiente de encender ánimos con revanchas del pasado que de hablar de concordia y pensar en el futuro. No somos un país serio.
Noticias relacionadas
