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Robert F. Kennedy, el depositario del legado
Actualizado: 18:29

MARCADO POR LA TRAGEDIA

Robert F. Kennedy, el depositario del legado

El asesinato de 'Bobby' puso término al idealismo liberal que inauguró su hermano y volvió a truncar un ambicioso proyecto de cambio en EE UU

13.11.13 - 18:29 -
Robert F. Kennedy, el depositario del legado
Robert Kennedy yace en un pasillo del Hotel Ambassador instantes después de ser tiroteado por su asesino. / Ap

Más allá de los paralelismos o similitudes que se hayan apuntado con otros presidentes, el verdadero depositario del legado de John F. Kennedy fue sin duda su hermano Robert. En él volvieron a coincidir la ilusión de que era posible un mundo mejor y que habría un gran cambio si era elegido presidente. Cinco años después del magnicidio de Dallas y cuando se cumplían los dos meses del asesinato de Martin Luther King Jr, el sueño de Bobby también acabaría bajo las balas. En esta ocasión, el 5 de junio de 1968, el escenario fue un vulgar pasillo de las cocinas del Hotel Ambassador de Los Angeles, California. Acababa de finalizar su discurso de victoria en las importantes primarias de California y allí le disparó Sirham B. Sirham, un jordano de 24 años nacido en Jerusalén, que aparentemente se quería vengar del apoyo de Kennedy a Israel. En el momento de su muerte, RFK se encontraba en plena campaña de primarias detrás de su rival demócrata Hubert Humphrey, pero muchos historiadores creen que, tras el aldabonazo de su triunfo californiano, la Convención Nacional del partido en Chicago de 1968 le hubiera dado la nominación para pelear con Richard Nixon por la presidencia.

Además de ser el fiel entre los fieles de los colaboradores su hermano, Bobby Kennedy reencarnaba el carisma ilusionante y las aspiraciones por transformar el país, respaldadas por un fuerte nervio moral. El compromiso con los más necesitados y con la minoría negra, la lucha contra la violencia y el paro así como su oposición a la guerra de Vietnam fueron los valores que desplegó para llegar a la presidencia. Como secretario de Justicia durante el mandato de su hermano y como senador por Nueva York se consagró en la tarea de impulsar el movimiento de los derechos civiles, pero también se empeñó en potenciar la acción cívica en los barrios y en las pequeñas comunidades con pocos recursos, tanto urbanas como rurales. Su programa para que los bancos financiaran pequeños negocios de la minoría negra o hispana de Nueva York supuso un gran éxito que se extendió por el país y que sobrevivió a su muerte.

Al igual que con el magnicidio de su hermano, se suele decir que en el atentado de Robert F. Kennedy el asesino no solo acabó con la vida de un hombre, sino también con las esperanzas de toda una generación. Se ha especulado mucho sobre qué hubiera ocurrido si RFK hubiera sido elegido presidente y obviamente cualquier elucubración entra dentro del terreno de la historia ficción. Sin embargo, sí parece que si Bobby se hubiera impuesto, primero a Humphrey en la Convención Demócrata y luego a Nixon en las elecciones presidenciales, todo hubiera ido por un derrotero muy distinto, desde la guerra de Vietnam hasta la política económica y social. Una semana antes de su asesinato ya resumió sus intenciones: "El país avanza por un camino peligroso y hay que cambiar de ruta y de mando".

Como en el caso de John, volvió a emerger la posibilidad de que detrás del asesinato hubiera una conspiración para acabar con la vida de un político molesto para muchos intereses en EE UU, que ya había dados muestras de su determinación como ministro de Justicia y que ahora aspiraba a la más alta magistratura de la nación. Las posteriores investigaciones volvieron a arrojar el mismo resultado que el tristemente informe Warren sobre la muerte de su hermano y se repitieron las teorías con versiones alternativas de los hechos que hablaban de datos ocultos, un segundo tirador y más disparos de los que dijo la policía.

Su muerte puso término al idealismo liberal que inauguró su hermano y, al menos de momento, con los intentos de de la saga de los Kennedy por acceder a la presidencia. El siguiente Kennedy llamado a tomar el testigo, Edward 'Ted', enterró sus opciones junto a Mary Jo Kopechne, la joven que le acompañaba el 18 de julio de 1969 y que murió al hundirse su coche en las aguas cercanas a Chappaquiddick, la pequeña isla cerca del elegante balneario de Martha's Vineyard, en Massachusetts. Nadie pudo explicar por qué el joven Kennedy tardó diez horas en dar aviso del accidente a la policía. Un incidente del que salió indemne física y judicialmente, pero que cercenó sus aspiraciones presidenciales para siempre, aunque pudo realizar una brillante carrera política en el Senado. Una desgracia que se añadía a la ristra de infortunios de la familia. Una lista a la que en 1999 se añadiría la muerte a los 38 años en un accidente de aviación de John F. Kennedy Jr, el hijo del presidente asesinado en Dallas.

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