Faltaban todavía unos cuantos años y varias innovaciones tecnológicas para que el primer ordenador personal llegase a los hogares estadounidenses. Poco o nada tiene que ver la electrónica de consumo de hoy en día de la que se podía ver en la época de Kennedy cuando equipos pensados para el usuario como el Kenbak-1 eran una amalgama de bocetos sobre los que se trabajaban en los laboratorios estadounidenses. Las computadoras, cuando Kennedy accedió al Despacho Oval, eran cosa del Ejército, un puñado de privilegiadas compañías o la Administración Central.
Sin embargo, durante los años de Gobierno del trigésimo quinto presidente de EE UU y los que le sucedieron, la sociedad de aquel país y la del mundo entero pudieron asistir a importantes avances del gremio electrónico que por aquel entonces ni se podían imaginar la revolución que estaban comenzando a dar forma. Aunque no sería hasta 1968 cuando una presentación de hora y media dejaría ver el primer modelo oficial del ratón, desde varios cursos atrás Douglas Engelbart -fallecido este pasado verano- y Bill English cocinaban a fuego lento en la trastienda del Stanford Research Institute de California este dispositivo que a día de hoy sigue siendo imprescindible para la mayor parte de las personas. La primera maqueta estaba hecha de madera y se bautizó como 'X Y Indicador de Posición para un sistema de pantalla'. En 1970 recibiría la patente y serían los ingenieros de Xerox quienes darían forma comercial a este controlador.
Aunque este trabajo eclipsó su labor en otros campos, Englebart dedicó gran parte de su vida en Silicon Valley a la conceptualización de un ecosistema de ordenadores y equipos conectados aunque las redes que él imaginaba apenas contasen con el puñado de máquinas que existían por aquel entonces. Pionero en el uso del correo electrónico, llegó a modelar en aquellos año lo que sería conocido como 'hypermedia' -que sería presentado el mismo día que el ratón-, un sistema para navegar por internet.
Más allá del ratón
La de los 60 fue una década importante en la historia de la computación. Una época en la que se lograron avances que se escapan al dominio de la mayoría de los usuarios medios de la tecnología pero que imprimieron mejoras notables a lo que existía por aquella época. Por ejemplo, el MIT fue el escenario donde, en 1962, se crearon los primeros programas interactivos que permitían a una persona dibujar sobre una pantalla o se escribió el código fuente de 'Spacewar!', el considerado como primer videojuego de la historia.
Apenas unos meses más tarde, la compañía DEC -absorbida posteriormente por Compaq- pondría al servicio de laboratorios con menores recursos el PDP-5, un 'miniordenador' que daría lugar a una saga que registró un gran éxito comercial. Para hacerse una idea, el PDP-8, el modelo que le siguió en 1964, costaba 16.000 dólares y el término 'mini' se traducía en que el equipo entraba en un carro de la compra.
Pero hubo más novedades allá de la computación. En 1962 se enseñó al mundo un diodo semiconductor que emitía una luz roja de baja intensidad. Se trataba de un LED, utilizados a día de hoy como indicadores en dispositivos tan variados como 'smartphones', tabletas o televisores'. En el otoño del 64 un ingeniero y empresario llamado George H. Heilmeir creó las pantallas LCD. Y dos años más tarde, un grupo de científicos británicos proponía el uso de fibras de vidrio y luz en lugar de señales eléctricas y materiales eléctricos para mejorar la calidad de los mensajes telefónicos.
En medio de la carrera espacial
"Ninguna nación que espere ser líder de otras naciones puede esperar quedarse atrás en esta carrera por el espacio (...) Elegimos ir a la luna en esta década y hacer otras cosas, no porque sean fáciles, sino que porque son difíciles". Esas palabras las pronunció John F. Kennedy en un atril de la Universidad de Rice en Texas con un discurso que para muchos supuso el inicio de la carrera espacial.
Aunque quedaba todavía para la llegada a la Luna en 1969 de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, muchos atribuyen al difunto mandatario un papel clave en la carrera espacial gracias a que su política industrial consiguió que los precios y los costes del sector siderúrgico no se desbocasen, permitiendo así mantener las materias primas a costes accesibles.
El mandato del joven John F. Kennedy discurrió de manera paralela a las primeras fases de la carrera espacial. Por aquella época Estados Unidos y la extinta Unión Soviética competían por conquistar todo lo alcanzable más allá de la estratosfera mientras la 'Guerra Fría' dominaba el mapa político sobre la Tierra. Habían pasado casi tres años del lanzamiento del Sputnik por parte del régimen caucásico y del Explorer I por parte de Washington y el mundo ya había conseguido, por aquel entonces, escuchar un mensaje de navidad del presidente Einsenhower gracias al primer satélite de comunicaciones, el proyecto SCORE, en 1958.
Bajo el mandato de JFK, EE UU puso en órbita el primer Telstar, un satélite de comunicaciones activo pensado para enviar a alta velocidad datos, voz e imágenes. Un primer modelo despegó, pegado a un cohete Delta, en 1962 y un año más tarde un nuevo y mejorado sucesor -el Telstar 2- despegaría rumbo al espacio. Pocos meses antes de su muerte, el presidente Kennedy pudo ser testigo de cómo la NASA ponía en órbita el Syncon 2, el primer satélite geosincrono de comunicaciones el 26 de julio de 1963.