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Diez Años del 11-M

Todos en el mismo saco

«Hubo pintadas en las que se decía 'Islam es terrorismo' y 'moros fuera'», lamenta el portavoz de los musulmanes en España

10.03.14 - 16:12 -
Todos en el mismo saco
Un peregrino musulmán reza en la cumbre del Monte Thor. / Ibraheem Au Mustafa (Reuters)

En aquel atentado también murieron musulmanes. Fue un drama horrible. Inaceptable. El terrorismo daña los principios y la imagen del Islam, pero mucha gente nos metió a todos en el mismo saco. Parecía que había que investigarnos sin más. Cuando un vecino se te acerca y te dice 'fuisteis vosotros', te duele». Mounir Benjelloun (Casablanca, Marruecos, 1970) casado, padre de tres hijos y licenciado en Económicas, vive en Murcia desde 1992 y desde hace poco más de un año preside la Comunidad Islámica de España, que representa a los más de 1,7 millones de musulmanes que residen en nuestro país. De los que causan «recelo» a uno de cada cuatro españoles, según un reciente estudio de la Fundación La Caixa. «El rechazo social se ha minimizado con los años», celebra Mounir Benjalloun en la sede de la Federación Islámica, en el corazón del barrio murciano de San Andrés.

Aquí abundan las teterías y las tiendas de móviles y de ropa regentadas por marroquíes y argelinos. Las calles están repletas de mujeres con babuchas, chilabas y hiyab que vuelven de recoger a sus hijos del colegio o que empujan carritos de la compra repletos de fruta y comida halal. San Andrés fue uno de los muchos barrios españoles que padeció con especial intensidad la tensión social que generó el brutal atentado. «Aparecieron pintadas en las que se decía 'Islam es terrorismo' y 'moros fuera'». Mounir Benjelloun también recuerda que, a raíz de aquel fatídico 11 de marzo, las autoridades endurecieron los permisos para la apertura de mezquitas. «La gente se sentía insegura teniendo a musulmanes rezando debajo de su casa. Nos sentíamos como los responsables de una masacre que, además, siempre ha sido condenada por la comunidad islámica. El terrorismo no va en la religión ni en la nacionalidad. Ser árabe o musulmán no implica ser de Al-Qaida. Aunque creo que esto es obvio. Igual que todos los católicos no son del IRA ni todos los vascos son de ETA», ilustra Benjelloun. Es el mismo discurso que emplea Mohamed Musa, miembro del Consejo Federal de IU y veterano político ceutí, que puntualiza: «Hasta la caída del muro de Berlín, el enemigo público número uno era el comunista. Tras los atentados del 11-S y el 11-M, el enemigo es el musulmán».

«Hay otros problemas»

Musa, acostumbrado a coger aviones y a levantar alguna que otra suspicacia cuando entrega su pasaporte, cree que los árabes se convirtieron para siempre en «los sospechosos habituales en los aeropuertos». Aunque aclara: «Nunca he tenido ningún problema. En España somos gente muy tolerante. Y también hay quien no quiere integrarse».

Ambos coinciden en asegurar, sin embargo, que el supuesto estigma de los atentados de Atocha sobre la comunidad islámica se ha ido diluyendo durante esta década como un azucarillo en el té. «La gente tiene otros problemas en los que pensar», admite Mounir Benjelloun. «La desconfianza hacia el musulmán, hacia el moro, se ha ido apagando hasta casi olvidarse», observa Musa. Esa etiqueta de supuestos terroristas que muchos asignaron a cualquier árabe con mochila o maletín «tampoco ha supuesto un impedimento a la hora de encontrar un trabajo o montar negocios. No más que para cualquier otro ciudadano, sobre todo en plena crisis». Lo que aún duele «es poner la tele y escuchar 'terrorismo islámico', cuando tus hijos te preguntan y se sienten culpables, porque no lo entienden», protesta Benjelloun.

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