La peor vuelta al trabajo posible la vivieron ayer los empleados de la Escuela de Hostelería de Cádiz. Tras casi tres años y medio de calvario laboral, con impagos de nóminas, graves retrasos en los inicios de cada temporada, recortes constantes y abandono presupuestario permanente, los trabajadores (que llegaron a ser 17) tuvieron que regresar ayer a su centro de trabajo con las mismas incertidumbres que sufren desde el curso 2012/2013.
Ahora les deben cinco mensualidades y tras una larga lista de promesas incumplidas por parte de la Junta de Andalucía ignoran cuándo las percibirán, si su actividad se normalizará o si podrán iniciar las clases en una fecha razonable de otoño. Tampoco tienen constancia de los procesos de selección de alumnos ni de la duración de los cursos, si serán unos 80 estudiantes como en los años previos al abandono institucional o sufrirán una nueva reducción del periodo de formación o de admitidos.
A la espera de las noticias del primer Consejo de Gobierno celebrado ayer tras las vacaciones, cualquier declaración ya es esperada con desconfianza. «Ya no es lo que decidan o digan, es que han hecho muchos anuncios que han acabado en nada», concretaba ayer uno de los afectados. Las noticias que llegan del resto de escuelas-consorcio de la Junta de Andalucía en otras provincias son desoladoras. Algunas acumulan 14 meses sin nóminas. A otras, la Junta les ha admitido que no habrá solución a corto plazo.
